114. Un amor anarquista

#AmoresTóxicos

Les presento a la señorita América Scarfó, una incipiente anarquista que sabe usar la pluma. Fue la compañera de Severino di Giovanni, el anarquista fusilado por el dictador Uriburu el 1º de febrero de 1931. Un día después era también fusilado el hermano más querido de América: Paulino Scarfó. En 48 horas le habían arrancado, a la adolescente de 17 años, sus dos más grandes cariños. Quedó sola, en un mundo absolutamente enemigo.

Para entonces tiene casi 16 años y está enamorada de Severino di Giovanni de 26. No sabe qué hacer con su amor. El 3 de diciembre de 1928 le escribe una carta al camarada Emile Armand. Ahí le dice que ella cree fervientemente en la vida nueva y que gracias a la libre acción pretende llegar a un futuro amoroso, de fraternidad y de igualdad. “Deseo para todos lo que deseo para mí: la libertad de actuar, de amar, de pensar”.

América cree que en los terrenos amorosos no hay que aguardar la revolución… el amor no da tiempo para esperar nada. Ella proclama despreciar los prejuicios. En esta carta cuenta que acaba de conocer a “un camarada”, que según las leyes burguesas está “casado” y que esa unión es el resultado de una circunstancia pueril, sin amor. Asegura que el muchacho si hubiera conocido las ideas anarquistas mucho antes, no se hubiera casado. En principio se encontraron como compañeros de ideas y, a partir de varios encuentros, la llama del amor comenzó a encenderse. “Creíamos, al principio, que sería imposible. Él, que había amado sólo en sueños, y yo, que hacía mi entrada a la vida. Cada uno continuó viviendo entre la duda y el amor. El destino –o más bien el amor- hizo lo demás”. Es así: cuando el dique se abre, es imposible no afectarse por su contundencia.

La niña le cuenta a su interlocutor que después del primer beso, idealizaron el amor llevándolo a la realidad. Tal es así, que la esposa de Severino avaló la relación. Se pregunta si la mejor manera de sublimar el amor es alejándolo de las preocupaciones de la vida doméstica. Lo que todavía no sabe es que cuando se niega al amor de la vida cotidiana, cuando se lo parte como una sandía, cuando se lo ralla como a un queso, ese amor queda atrapado en las garras feroces de la ilusión. Y esas garras no son para cualquiera. Todo amor que soporta estoicamente atravesar por el portal de la desilusión, merece crecer en la vida doméstica. Desilusión quiere decir recibir un baldazo frío de realidad naturalizando el impacto. Todo amor tiene su aduana.

La joven Scarfó sostiene que la diferencia de edad, que para esa época era abrumadora, no es un problema: “Lo que quiero y amo es la juventud del espíritu, que es eterna”. Para ella es muy importante ser fiel a los ideales, considera que una sólida ideología es el soporte de cualquier vínculo amoroso. Define al amor verdadero como “un sol cuyos rayos enceguecen a aquellos que no pueden escalar las alturas”. Por eso muchas veces decimos que al amor se llega.

amor anarquistaElla pregunta lo que ya sabe, pero busca en Armand una opinión. No busca ser aprobada ni aplazada, busca simplemente una complicidad. Y tiene razón: el amor se hace grande gracias a los cómplices. Una historia amorosa que no encuentra la oportunidad de un relato es una leyenda sin público. El cuerpo no aguanta y tenés la necesidad de contar cada alfajor y cada semáforo. América necesita, sobre todo, contar.

Osvaldo Bayer en su libro Severino di Giovanni. El idealista de la violencia cuenta que antes de esa carta, la relación había sido muy cuestionada por los compañeros y había producido una importante crisis entre los amantes. Por eso América escribe estas líneas como una especie de acta que “oficializaba los sentimientos hasta el momento retenidos en la intimidad”.  Por otro lado Emile Armand le contesta que si ella es una verdadera anarquista los comentarios de los demás poco deberían importar. Dice que “toda mujer unida a un anarquista (o viceversa) sabe muy bien que no deberá ejercer sobre él o sufrir de parte de él una dominación de cualquier orden”.

Las palabras acompañan al amor pero no son su combustible. El verdadero amor surge del silencio de una mirada compartida, de una ensalada de dedos y de un roce de rodillas. Quien ponga al vínculo amoroso en una mesa de examen será reprobado o a lo sumo aprobado con un miserable cuatro que indica la fecha de vencimiento de ese amor. La diferencia que menos importa en la pareja es la de la edad, la más dolorosa es cuando los dos están mirando distintos horizontes. Puede haber piel sin amor, inclusive amor sin piel… lo que no puede haber es amor sin proyecto de vida.

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