115. Los amores fugaces

#AmoresTóxicos

El instante

Hacer un viaje es una caja de sorpresas. Como en una bolsa de supermercado ponés ahí un abanico de expectativas: descansar el cuerpo pero activar la cabeza para el año que comienza, anestesiar los pensamientos pero dormir tres horas por día, hacer vida social para conocer gente real, conectarte con la naturaleza, conocer al amor de tu vida o simplemente sacarte de encima a quien considerabas el amor de tu vida, aceptando el error garrafal de concepto. También, tomarse unos días de descanso, es una oportunidad para el instante.

Lo instantáneo devalúa tanto al pasado como al futuro. Es un presente continuo. Tal vez por eso un amor fugaz sea tan intenso. Puro instante, puro latido, puro amor. Los encuentros, con fecha de vencimiento a corto plazo, suelen tener el pulso pasional del encuentro fortuito. Son vínculos puro espacio que no necesitan del tiempo para prenderse fuego.

La fluidez

A veces el tiempo, ya sea porque está cargado de pasado, o porque está necesitado de futuro, entorpece el curso natural de un vínculo amoroso. A mayor variable de tiempo como condición del proceso amoroso, menor fluidez. Y Dios te libre de un vínculo que no fluye. Aceptar un vínculo no fluyente es mostrarse empobrecido ante uno mismo. A mayor fluidez menor necesidad de palabras para explicar lo que “nos pasa”. Cuando no fluye es porque no hay elección del otro sino aceptación. Las garras de la neurosis te confunden de modo tal que creés que estás eligiendo cuando en realidad estás aceptando. Fluir es andar sin pensamientos.

Lo fugaz

Lo que se gana en velocidad se pierde en el tiempo. Un amor fugaz es aquel que queda para siempre en el recuerdo, no importa si son tres días, cinco o nueve. Lo que importa es como esas dos personas se miran, como concuerdan bajo la lluvia y como le cantan a la noche a través de sus cuerpos. No hay promesas, sino pequeñas realizaciones de los sencillos deseos que se piden a corto plazo. En los amores fugaces, para mañana, falta mucho y la noche dura el doble de lo que marca el reloj.

fugazCuando los fugaces caminan por la calle no registran el entorno, su vista solo alcanza hasta los quince centímetros. Los abraza la simultaneidad y ni siquiera les duele que se aproxime la hora de la despedida.

Lo fugaz es condición de esa pasión instantánea. Si alguno de los dos asoma su expectativa en las garras del futuro ese encuentro efímero se tornará una tortura. No hay promesas, sólo instante. La promesa se alimenta del tiempo mientras que el instante bebe del espacio.

El trofeo de un amor fugaz es el recuerdo. Y ahí si, el tiempo es importante. Cuanto más pase el tiempo mejor será el recuerdo de aquellos días. La condición debería ser no buscar una segunda vez, no suele ser lo mismo: esa nueva historia estaría condicionada por el pasado y le restaría toda espontaneidad. Lo mejor que puede hacerse con esos amores es recordarlos con felicidad y no pretender que los amores actuales sean como ese de allá y entonces. El amor fugaz tiene solo una pantalla abierta, la del placer; mientras que el amor actual tiene varias, las de la realidad.

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