Fiske Menuco, 15 de abril de 2013
Querido Santiago:
Te escribo esta carta porque es la única forma que me escuches de verdad. Intenté muchas veces hablar con vos pero siempre termina todo igual; yo me pongo a llorar desesperadamente y vos, que sos un cobarde especializado en el maltrato emocional, decís que lo vas a pensar y que te de unos días para pensarlo. ¿Pensar qué? ¿Cómo sacarme de encima tuyo? ¿Cómo borrarme de tu vida? O ¿qué hacer para que la culpa no te carcoma? Una amiga me dijo que los culposos en algún momento se dan vuelta y pasan a ser un cacho de hielo, unos insensibles del orto y que pueden estar cortándote un dedo que ni se inmutan. ¿Eso querés, cortarme un dedo? Continuar leyendo