Verde que te quiero verde
Parece que hubo una época que ser un viejo verde estaba bien visto. Por el siglo XVI, era de admirar que una persona, entrada en años y con cierta tendencia a soltar los perros cual jauría en pelotero, conservaba su vigor y lozanía. Viridis a vigore: así aludían los hermanos del latín cuando proclamaban que verde era vigor. Incluso a los maduritos de pelo canoso tipo Coppola se los comparaba con las cebollas, que se caracterizan por tener la cabeza blanca y el rabo verde. Continuar leyendo