Por: Adriana Santa Cruz
Ya mencionamos varias veces en este blog el término “coherencia” e incluso dedicamos una entrada al tema. Sabemos que es una de las propiedades textuales, es decir, lo que hace que un texto tenga textura, aunque parezca un juego de palabras. Vamos a analizar cómo conseguir esa textura a través de las isotopías y de la progresión temática.
ISOTOPÍAS
Algirdas Julien Greimas (1966) es el primero que define el término “isotopía”. Si bien es una palabra que fue adquiriendo diferentes significados a lo largo del tiempo –y hasta fue redefinida por distintos autores–, vamos a tomar una de sus primeras formulaciones. Por una parte, “isotopía” evoca la noción de identidad y similaridad; por otra, la pertenencia a un campo, dominio o lugar. De esta manera, el lingüista francés la define como un conjunto redundante de categorías semánticas que hacen posible la lectura uniforme de un relato.
Por ejemplo, si tuviéramos que escribir un texto sobre las diferencias entre campo y ciudad, sería esperable que utilizáramos palabras como: paisaje, ganado, cultivos/edificios, velocidad, ruido, entre otras tantas. Estos términos configuran cadenas isotópicas que se forman a partir de elementos en común que pertenecen a un dominio. Lo que dice Greimas es que los diferentes semas, en este caso “campo/ciudad”, generan isotopías que a su vez pueden ser cada vez más específicas, si queremos, por ejemplo, armar nuevas cadenas a partir de “cultivos” o de “edificios”.
A partir de lo anterior, la redundancia y la repetición resultan ser la base de la coherencia. No nos referimos a la repetición de un mismo término, sino a la reiteración dada a partir de isotopías que organizan los temas y los subtemas del texto. Escribir bien es, entonces, construir significados que se conecten entre sí, que constituyan una red, una trama. Por esta razón, armar campos semánticos nos facilita mucho la escritura. En internet hay un sitio www.lexipedia.com, en el cual si ingresamos cualquier palabra, en segundos se arma una red de términos relacionados (sustantivos, verbos, adverbios, antónimos, sinónimos, etc.). Baste como ejemplo:
Este sitio resulta así un excelente punto de partida para comenzar a armar un escrito coherente.
PROGRESIÓN TEMÁTICA
A lo largo de un texto es conveniente que se vaya recordando al lector la información ya conocida o tema, para que la relacione sin dificultad con la información nueva o rema, de modo tal que la lectura resulte fluida. Básicamente, podemos utilizar tres tipos de progresión temática:
- Lineal, cuando el rema (r) de una oración es el tema de la siguiente: Vivimos en un barrio tranquilo (r). Este barrio (t) tiene casas bajas.
- De tema constante, cuando el tema de una oración se repite como tema de la siguiente o de las siguientes: La noticia del crimen (t) conmovió a todos. Fue [la noticia] (t) tapa de todos los diarios durante varios días.
- De temas derivados, donde se da la presencia de un hipertema (ht), el cual se desglosa en diversos temas (el hipertema puede estar en posición temática o remática en la primera oración): Hablaremos de dos recursos de cohesión (ht). Uno es la elipsis (t) que consiste en una sustitución por cero; el otro es la conexión (t) que implica un correcto uso de conectores.
Estos tres tipos de progresión temática pueden combinarse en un texto. Conocerlos nos ayuda a focalizarnos en el tema, a jerarquizar los conceptos, a organizar la información y a no reiterarla innecesariamente. Junto con las isotopías, constituyen un aliado fundamental a la hora de ser coherentes.