La sonda Rosetta ya había enviado imágenes y con el aterrizaje de ayer del módulo Philae comenzamos a tener una serie de nuevas fotografías de un paisaje extraterrestre. Todavía en blanco y negro y sin mucho más que formaciones de aspecto rocoso, la fascinación de estar viendo un cometa desde el mismo cometa es algo que, ciertamente, no se vive a menudo.
No sé a quien le importe pero debo reconocer que me siento exaltado esta mañana. Recuerdo las primeras imágenes que vi de Marte, enviadas por las Viking, luego las de los rovers modernos de la NASA y la sensación es la misma: como un niño en la juguetería. Tener la posibilidad de ver un cometa desde dentro es algo que siquiera había imaginado. De hecho, recuerdo esa noche en que mi padre me llevó a un camino, armados de un telescopio, para ver el famoso cometa Halley. “Un renacuajo brillante en el cielo”, pensé en ese momento. Pero la semilla había prendido porque durante años me dediqué a buscar toda la información a la que mi mente de niño podía acceder respecto a los cometas. Hoy, tengo el gusto de mostrarles una galería FASCINANTE que, espero, motive a muchos niños a seguir en busca del misterio del cosmos. Continuar leyendo