Llegue a Auckland con la sensación de que me encontraba en Irlanda. Era una sensación de un lugar conocido y a diferencia de lo que pensaba que iba a parecerse a Sídney me encontré con una ciudad completamente diferente, con otras raíces. Raíces milenarias reflejadas en sus árboles y en la presencia constante de su cultura maorí que con orgullo se muestra por todos partes. The sky tower te sigue, como si todos los puntos confluyeran a su encuentro. No importa cuán lejos te escapes en algún vértice la veras como si pudiera divisar tu encuentro con ella: el ojo que todo lo mira. Es como la brújula que te indica siempre a donde estas. Los veleros navegan a lo lejos entre islas y volcanes que se intercalan y el puente de auckland permanece firme sin estruendos. Las flores de colores se desparraman por la ciudad entre arboles gigantes y casas de arquitectura inglesa, blancas con techos azules. The queen street será tu paso continuo entre tiendas comerciales y de suvenires donde la hoja plateada la veras una y otra vez. Auckland es una ciudad tranquila en donde la modernidad convive con su pasado las playas cercanas a la ciudad divisan el volcán de tierra negra. El mt Eden te sorprende a su encuentro por la maravillosa vista de la ciudad con el sky tower incluido, ya que desde la misma por más visibilidad que te permite le hace falta algo: su figura presente que la convierte en símbolo. El museo de auckland es un imperdible no solo por encontrarse dentro de un parque con árboles milenarios casi sacados de un libro de cuentos de hadas y de sus maravillosos jardines cuidados y de sus laberinticos pasillos que te llevan al encuentro de otros caminos o de fuentes o estatuas, sino por la cultura maorí que alberga. Mascaras que te miran como si fueran reales. Los ojos brillan al ser hechos de nácar. Mascaras de detalles y de expresiones reales te cautivan haciéndote viajar a rituales donde el ser humano es el centro del universo rodeado de animales, donde el amor y el encuentro es parte de lo cotidiano, reduciendo lo simple a lo complejo. En la ciudad no hay que dejar de visitar el Albert park, el civic teatro y la marina en donde lo nuevo y reciclado te sorprende en todo su recorrido. Auckland no te fascina pero te da la bienvenida a una ciudad en donde definitivamente podes vivir muy bien a pesar de su clima cambiante.
LOS ARBOLES
Los arboles en NZ esconden secretos, los miras y te envuelven con sus ramas y su gran presencia. Los arboles en NZ guardan historias milenarias casi como si hubiera tesoros escondidos en sus raíces por cómo se paran. Los arboles en NZ te sacan suspiros al verlos porque podes sentir tu insignificancia en la madre naturaleza. Los arboles en NZ parecen de cuentos de hadas, hay chicos grandes rebuscados y altos, hay con flores y hay perennes casi como los seres humanos. Los arboles en NZ te resguardan, te alientan, te abrazan silenciosamente sin darte cuenta. Los arboles te hablan si quieres escucharlos, siéntelos.
PODRIA…
Podría crear miles de historias en Nueva Zelanda porque los arboles cambian a cada paso abriendo puertas de tu imaginación a lo desconocido de tu alma. La variedad es tanta que es una biblioteca andante. Parece que todo estuviera virgen todavía para ser contado, dispuesto a florecer, a descubrirse, como si hilos invisibles fueran abriendo velos y las arañas fueran tejiendo las historias como telarañas. Podría crear miles de historias de fantasía como de terror de amor y de perdón porque cada piedra me susurra al oído y el agua tintinea, la tierra se abre, las flores crecen salvajemente y los volcanes y cataratas te sorprenden a tu paso. Mientras los personajes de fantasía te parecen reales y la magia es una palabra común para describir lo que pasa. Podría crear miles de historias porque nada parece lo que es y porque todo es posible tan solo basta descubrirlo para entenderlo entonces mi creatividad encuentra en los detalles material para armar y jugar. La naturaleza avanza todavía sin que el humano pueda frenarla y las ciudades molestan sin querer encontrarlas. Hay vacios que encuentran caminos y puntos que se convierten en comas. Podría crear miles de historias tal vez porque la que tenía que suceder todavía no aconteció entonces todavía es suspiro, es vuelo, es recuerdo de una mirada que todavía no encontró la rama para apoyarse pero que ha florecido en el tiempo como las hojas de un libro que se ha empezado a escribir sin saberlo.
MILFORD SOUNDS
Y a veces tiene que llover y uno piensa porque tengo tan mala suerte, justo en Milford Sounds, pero de pronto lo que pensaste que era malo se convierte en maravilloso. Miles de cataratas como notas musicales comienzan a correr por las montanas entre montes de espesa vegetación de verdes variados y dejos de nieves eternas de glaciares de la antigüedad formando una melodía inolvidable. Y el paisaje se convierte en una reliquia en un pasadizo mágico a otro tiempo. El agua corre, fluye, tintinea por las montanas provocando surcos plateados. La niebla se cuela entre las montanas como si fuera algodón de azúcar y las decorara y tus ojos se abren para atrapar tanta belleza. Solo suspiros hay en el aire porque el sonido está completamente captado por la magnificencia de las montañas que te hacen creer que existe un cielo y seria de tal forma. Hay lugares que tienen que llover para ser más bellos.