A veces cuando menos lo esperas tenes la oportunidad de ver más allá, más profundo, más dentro. A veces simplemente pensamos o sentimos pero nos olvidamos de crear el puente entre ambas. A veces salimos de nuestra zona de confort y nos encontramos con nuevas experiencias. A veces simplemente aceptas el desafío y te dejas llevar la ola. En dos intentos de surf que tuve (ya no goce de mi suerte de principiante), uno me hice una amiga y conversamos como islas que se juntaban y el segundo entre las olas vinieron otros, desconocidos, a enseñarme, trataba de pararme y una chica llamada Valentina me dijo “las caídas son parte del aprendizaje. Disfrútalas”. En todo momento, podemos encontrar señales y detalles que nos sumen solamente tenemos que abrir el corazón para que nos guie. A veces correrte de lugar te hace ver otras cosas de vos mismo en los otros. A veces simplemente nos dejamos llevar como una ola y nos fusionamos con el mar. Este comienzo de año aprendí lo importante que es ponerse un ratito en los zapatos del otro y tratar de ver su mundo. No todos vemos lo mismo. A veces simplemente hay que comunicarse mejor.