En el debate del voto joven debe haber una predisposición al enriquecimiento, al dialogo y a la búsqueda de consensos.
Resulta positiva la posibilidad de extender el derecho al sufragio para los jóvenes de 16 y 17 años, pero reseño la importancia que reviste su “obligatoriedad”. La discusión no se debe limitar solo a la ampliación de los derechos políticos, sino que además es necesario que se amplíen los derechos económicos, sociales y culturales, entre otros.