Desde La Ilíada en adelante, para atrás no sabemos, la guerra es uno de los temas dilectos o ineludibles de la literatura. Ni hablar del cine, pero ese es otro terreno. Las bibliotecas, todas, hasta la de los pacificistas, atesoran libros que tienen como ambiente, causa, efecto o marco a la guerra, a las guerras. Las que ocurrieron y que la historia registra, y las otras, imaginarias, que transcurren en el futuro o en el espacio o en el tiempo indefinido de los mundos paralelos, maravillosos. Tácticas y estrategias, consejos para generales y guerreros, narraciones o poemas que exaltan el valor en el combate, diarios y testimonios, el sufrimiento de las víctimas o el decorado horroroso frente al que transcurre un relato que dialoga con ella. En la literatura, amor y guerra, habilitan una escritura múltiple y heterogénea, infinita. Continuar leyendo