José María Campagnoli vivirá su propio Mundial en los próximos días. El lunes, un día después del debut de Argentina ante Bosnia, enfrentará un jury por supuesto mal desempeño en una investigación contra el empresario Lázaro Báez. En diálogo con Infobae, aceptó el desafío de hablar de fútbol y política.
Ansioso y con sentimientos encontrados, el fiscal cuenta que afronta con miedo el proceso de enjuiciamiento. “Parecería que si a la Argentina le va bien, a mí me va a ir mal”, afirmó con énfasis.
Disfruta mucho cuando la Argentina, en cualquier disciplina, tiene un buen nivel de juego. Hincha de ningún cuadro, admite no saber mucho de fútbol y se sorprende al enterarse en la entrevista que Tevez no fue convocado por Sabella.
En su “mundial” paralelo, el ciudadano ilustre de la Ciudad —fue nombrado recientemente por la Legislatura porteña— tiene la convicción de que con la entrada de los jugadores al campo de juego, van a pasar cosas muy interesantes, e invita a los argentinos a estar atentos para que el Mundial no se convierta en una tapadera de cuestiones graves.
Apartado también de causas cuya investigación comprobó importantes vínculos entre barrabravas y dirigentes de clubes y sectores políticos, califica la figura del violento como nociva y asegura que ni a los jugadores de fútbol les sirve. “Cuando el equipo está jugando bien, no necesita que violentos lo alienten. Y cuando está jugando mal, es una presión que los hace jugar peor”.
Lejos de los lujos y las excentricidades del poder, el ex fiscal de Saavedra continúa moviéndose en su viejo y oxidado Peugeot 405 rural, modelo 93. Sumado a esta muestra de humildad, su causa lo ha convertido en un emblema de la lucha contra la corrupción.
A este hombre le cuesta imaginarse el día después del juicio. Su mayor deseo es volver a investigar. Si eso no sucede, asegura que seguirá dando batalla en otras esferas, hasta que alguien le dé la razón de que este juicio político es, según sus palabras, “una fantochada” .
Fotos: Adrián Escandar