Y el nene empezó a gatear… y va directo, cual misil teledirigido, hacia el enchufe…y hay millones de opciones, pero no: la pasión es la electricidad – “hijo no, ahí no”. Y comienza a “agarrar” absolutamente todo lo que tiene a su alcance, a romper algunas cosas, a tirar, y les vamos explicando y volviendo a decir “no”; y se inician con los berrinches y – de nuevo- “no”; y luego se mandan corriendo a cruzar la calle…y las peleas con la hermana o compañerito…y se pueden poner naturalmente agresivos y desafiantes con nosotros…y …”basta de compu o video juegos”..y ”a la cama de papa y mamá no”…y les volvemos a decir “no”…y “no”…y así las cosas. Con suerte, casi inmediatamente, el niño va incorporando esos señalamientos, y entonces luego, ya antes de hacer la “macana”…nos miran, se autosancionan antes de hacerlas: internamente empiezan a captar, ya está en su memoria emotiva que eso “no” lo pueden hacer. Y nos miran, con ojitos cómplices y picaros…y uno se pone contento, porque eso significa que ya van aprendiendo. Podemos poner decenas de ejemplos, situaciones en donde a ese niño que nace sin normas sociales, de autocuidado, lo tenemos que ir “ordenando”, “normativizando”…para que aprenda a controlar y canalizar sus impulsos y a vivir en sociedad. Continuar leyendo