Lo que les voy a contar sucedió hace bastante, si bien yo ya venía laburando hace algunos años de psicólogo y contaba con experiencia, hoy, a la distancia, y con todo el aprendizaje sedimentado de estos años…seguramente manejaría algunas situaciones mejor. Pero, más allá de algunos errores o de esas cosas que haría diferente, creo que – en líneas generales- tomaría el mismo camino. Ciertos elementos, nombres, datos y el contexto, serán levemente modificados a los fines de preservar la identidad de aquel consultante. Todo será muy abreviado y -obviamente – rellenado. Pero los diálogos, lo que ustedes van a leer en general, será bastante fiel a lo que se dijo e hizo en aquel entonces. Ustedes luego, si lo desean, podrán preguntar; no tengo problema en contarles el por qué tomé algunas decisiones. El caso lo a dividir en unas cuatro entregas, como hacía Dostoievski con sus novelas en la Rusia zarista del siglo XIX. (Risas)
Cerca de donde yo vivía en esos años había un puesto de diarios. Yo todas las mañanas pasaba por allí a buscar revistas y el periódico. Con el canillita había un vínculo, esos que son de dos minutos por día, de hacer chistes, cargadas, fútbol…cosas de hombres. El canillita sabía que era psicólogo y siempre me cargaba con eso, yo le retrucaba a su ” bullying” diciéndole que él se hacía el pendejo rockero (era un tipo grande), siempre el mismo tiroteo. Una vuelta, al llegar al puesto, veo un hombre con pinta de duro total. Piel morena, cara bien de malo, mirada ágil y filosa. Mediría 1,80 de estatura y era tremendamente fibroso ¿vieron esos tipos musculosos natural? ¿Fibrosos y magros 100%? ¿Tipo como son los negros? Bueno, era así. Muy prolijamente vestido, remera ajustada, vaquero y zapatillas…todo súper limpio y prolijo. Se movía como un mono, de veras, se balanceaba en el lugar y rebotaba al caminar, un tipo movedizo, nervioso, pero en el sentido orgánico del término. Se notaba que era una persona muy despierta, rápido, esos tipos de acción que están muy en el mundo. Luego de decirnos las jodas de siempre con el canillita, y yo ya casi doblando la esquina, escucho que me llaman… Continuar leyendo →