-Mi cuerpo está lleno de cicatrices y machuques de todo tipo. A esto tenemos que sumarle que he tenido tres hijos, todos varones. En tan solo cinco años consecutivos saqué tres personas de mis entrañas. Una locura. Los nombré Paul, John y George. A mi analista le pareció algo “un poquito desmedido” -así me dijo- pero yo no le di bola. ¿Su argumento? Me dijo que era enchufarles algo muy mío…pero bueno, él no me va a entender jamás, seguramente no se ha puesto a escuchar detenidamente a estos cuatro marcianos del siglo XX. También le conté a mi “Psico”. -así le digo yo- que como no podía tener más hijos, en compensación, me había comprado un perro y que lo había nombrado “Ringo”. Echó a reír a carcajadas y me dijo: – Bueno, Elvira, está bien, usted gana, usted gana. Años después terminé medio amigota de ese terapeuta, era un muy buen tipo, muy astuto, pero musicalmente equivocado. Un día fuimos a su casa y en la biblioteca tenía una foto de Queen!! Freddie Mercury! Ese gritón todo sudado. Ese espasmódico insoportable! Esa foto hizo que mi terapeuta termine por caer, eso cerró definitivamente nuestro pasado como paciente y analista.