Por: Alejo Schapire
Estaba sentada en las escaleras del tren, entre la multitud que viajaba parada a la hora pico. Entre las piernas de los pasajeros se colaba la luz que iluminaba su libro. No pude ver la tapa del mamotreto para descifrar el título. Pero pesqué una frase y la googleé. Una página de Wikipeda dedicada al mago anteojudo me informó que se trataba de Harry Potter.