Una chica, que baila

#LecturasParisinas

En sus manos, Une fille, qui danse, la traducción al francés de The Sense of an Ending (El Sentido de un Final), la última novela de Julian Barnes. Creo que desde que descubrí la existencia de Barnes, allá a principios de los 90 en la revista “V de Vian”, leí casi todo lo publicado por quien llaman “el más francés de los escritores ingleses”. Desde los ingeniosos y desopilantes El Loro de Flaubert y La Historia del mundo en 10 capítulos y medio hasta El sentido de un final, de 2011, que se llevó el Booker Prize. En el medio, la calidad decae, bastante, creo que a partir de Hablando del Asunto. Pero como con las bandas, seguí la nueva producción con la vana esperanza de volver a encontrar la llama de las primeras obras. Pero Inglaterra, Inglaterra; Amor, etcétera o Arthur & George se me cayeron de las manos. Con El sentido de un final me pareció reencontrar algunos destellos del primer Barnes, aunque con la sensación de que puso toda la carne en el asador para lograr un resultado mediano. Lo que sí, me desconcertó muchísimo el tan crucial final, y admito que tuve que buscar el sentido -a ver si había entendido- en un blog literario donde mucha gente se hacía las mismas preguntas que yo.