Telefe: Un canal paralelo

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En Telefe parece que conviven dos canales paralelos: el canal que quiere ser líder de audiencia con show, estrellas y la estridencia de los 90; y otro canal, distinto, más racional, donde el éxito se mide por la rentabilidad y la eficacia, en una compañía en la que todos son iguales y exitosos gracias a la empresa y no al talento de algunas figuras estelares. En el medio de ambos, quedó la televisión y el rating; es decir, la audiencia, que hoy no acompaña al canal de las pelotas como antes.

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Pareciera ser que 2013 tampoco será un año con resultados redituables. Lo que antes para el canal era un vuelto, hoy se convirtió en un gasto excesivo, y eso lo saben todos en Telefe. Desde el primero hasta el último. Telefe vive una transformación, interna y externa. Nada de lo que ocurre en el canal puede entenderse si no se comprende que el modo de hacer televisión cambió.

No es necesario ser experto en marketing o en el negocio televisivo para darse cuenta de que la televisión abierta en estos últimos años se vio afectada no sólo por el gran crecimiento del cable, las nuevas plataformas de comunicación y las nuevas conductas de los televidentes. También los presupuestos ya no son lo que eran y la tolerancia es cero a la hora de bancar y sostener un producto recién parido. Ahora está todo blanqueado: esto es un negocio y si los números no dan, no hay ESTRELLA que se salve.

Ya para muestra, contábamos con el caso de Marcelo Tinelli, cuando el canal de San Cristóbal le pedía hacer, por contrato, no menos de 22 puntos de rating, una ilusión en la tele de hoy.

Desde un tiempo a esta parte, Telefe se ha encargado de “manosear” a figuras que durante mucho tiempo se han convertido en un sello distintivo para el canal.

El lunes por la tarde, Susana Gimenez explotó. Recordemos que la diva empezó el año haciendo una excursión por distintos horarios del prime time. Y estos cambios van desde desaparecer un año entero, bajo el falso deseo de la conductora de tomarse un año sabático, a hacer un programa semanal, hacer un diario o hacer lo que hace hoy: dos programas en horarios diferentes y en días que cambian cada vez que el rating lo determina. ¿Es justo que la gente tenga que adivinar a qué hora estará Susana la próxima semana?

Pero como esto es un negocio para todos, el próximo lunes a las 22:30 Susana volverá a estar en el aire, como si nada hubiera pasado. Si ella no explotaba, iba a quedar como una boluda, porque el canal la convenció para entrevistar a Maradona, promocionó en su pantalla la entrevista más esperada y después, como si nada, le avisa que la nota se cayó porque el cachet pasó de 100 mil a 350 mil dólares. Ponete vos en el lugar de la conductora: después de vender un programón, tenés que entrevistar a satélites televisivos. Por supuesto que habrá una reunión entre la partes, y ambas tienen razón.

No es normal pagarle 350 mil dólares a un tipo que hace días le saboteó un programa con una cautelar y encima le inició una causa judicial, que paradójicamente retiró para poder lucrar tranquilo. ¿Cómo se entiende que a Susana le saque la cautelar para poder hablar de Diego Fernando y que Verónica Ojeda, con la cautelar, se quede sin derecho a mostrar y hablar de su propio hijo? Como verán, cada quien atiende su juego.

Y sí señores, la televisión es un negocio que está cambiando. Ya no quiere contar sólo con los número uno, ser primera en rating y facturar. La ecuación cambió. Necesita facturar para ofrecer un producto vendible y rentable, con o sin números uno, y si tiene rating, mejor. ¿El público? Bien, gracias.