Antes que nada, quiero disculparme por mi ausencia en la última semana. El tema es que las vacaciones vienen más ajetreadas de lo que creía y tengo poco tiempo para sentarme frente a la computadora.
Ahora que tengo unos minutos, no quiero dejar de compartir con ustedes mi experiencia con los chicos en la playa. Para eso, voy a remontarme a los días previos al desembarco en las arenas miramareses, en los que compré baldas, palas y rastrillos de colores y texturas diversas, para mantenerlos entretenidos cavando pozos y construyendo castillos mientras yo cómodamente tomara sol en mi reposera. Qué ilusa.