Tengo que confesar que, cuando las vi, no me pude resistir. Ahí estaban, en una feria de ropa de Miami, esperándome en un rincón. Todavía mis bebes no sabían caminar pero desde aquel entonces yo sospechaba (y muchos me habían alertado) de lo que se me venía. En ese contexto, las mochilas con arnés para chicos eran la solución para parte del problema.