El cerebro de un seductor: alerta y proactivo

Un buen seductor se relaciona con las mujeres de una forma diferente a la empleada por la mayor parte de los hombres.

Las personas, en general, actuamos de manera reactiva. Reaccionamos a las emociones de los demás con un reflejo casi idéntico: si alguien nos trata en forma agresiva, respondemos con agresividad; cuando alguien nos sonríe, sonreímos.

Esta falta absoluta de control sobre las emociones nos deja desnudos en el proceso de cortejo. Aunque siempre vayamos a seducir con buenas intenciones, no necesariamente obtendremos una buena respuesta, lo que puede ser interpretado por muchos hombres como signo de la mal llamada “histeria”. Entonces, suele ocurrir que el rechazo penetre como un ancla en nuestro ego y en nuestro orgullo y desencadene un torrente de emociones negativas (ira, rabia, enojo, desprecio, malhumor, vacío, abandono, depresión y otras similares).

Esta reacción revela lo mal preparados que estamos para enfrentar ciertas situaciones de la dinámica social, y también expone nuestra escasa predisposición para desarrollar una fortaleza emocional que nos conduzca al logro de los objetivos propuestos.

Tomemos dos ejemplos. Veamos cómo actúan el señor X y el señor Y en las siguientes situaciones:

1. El señor X se aproxima a una mujer y es rechazado con una frase hiriente. De modo automático, modifica su actitud y le responde también de modo despectivo. Su humor cambia por completo; lo sucedido lo afecta por varias horas o incluso durante algunos días.

2. El señor Y se aproxima a una mujer, es aceptado en la interacción, pero ella comienza a tocarle el bíceps en forma insinuante. Automáticamente, él responde también en plan sexual, con toques o cumplidos ante los que ella reacciona mal, ya que la escalada ha sido muy rápida y no quiere sentirse fácil ni estar con un hombre que rápidamente se le entrega a ella y se muestra sexualmente necesitado. Al tocar al señor Y, aunque sea de modo inconsciente, ella sólo intenta verificar cuán necesitado de sexo y/o de interacciones sociales está él. Si lo percibe muy necesitado, lo rechazará.

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En ambos escenarios, tanto el señor X como el señor Y actúan reactivamente, dejándose llevar por sus emociones primarias, sin perspectiva de la situación. Así desaprovechan una interacción que bien podría haberse desarrollado de manera diferente. ¿Cómo?

La proactividad en un Aven

Utilizaremos los mismos dos ejemplos, pero desde el accionar de un buen seductor, llamado Aven(1) en la ciencia de la seducción.

  Caso número 1. El Aven X se aproxima y es rechazado con una frase hiriente. Pero la mujer no se va: si se fuera, concluiría la interacción. Sólo está probando si logramos pasar su filtro. En lugar de reaccionar como el señor X, el Aven podría chocarle las manos como si la estuviese felicitando y aprobar su comportamiento diciéndole “Me encantan las mujeres con actitud”. Esta acción le permite pasar a la siguiente fase en su juego. Estará dentro del set, hablando con ella, y podrá continuar.

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Caso número 2. El Aven Y se aproxima a una mujer y es aceptado en la interacción, pero ella comienza a tocarle el bíceps de manera insinuante. En ese caso, él rechazará su insinuación con una demostración de desinterés hacia su escalada sexual. Por ejemplo, llevando el cuerpo hacia atrás y pidiéndole a la mujer, con ánimo divertido, que le dé dinero por cada uno de sus toques. O sugiriéndole que le parece una actitud muy “golosa” de su parte, lo que lo coloca a él en una clara situación de premio. Ella responderá a esto con una o varias demostraciones de interés; entonces, el Aven Y podrá continuar con la interacción en forma proactiva, construyendo atracción.

En ambos casos, el hombre mantiene el control de la interacción, incluso cuando inicialmente parecían situaciones difíciles de superar.

En general, los seres humanos actuamos con patrones de comportamiento bastante limitados. Salvo alguna variable extraordinaria, las mujeres suelen rechazar a los hombres de cuatro o cinco formas distintas. Y aunque algunos puedan contabilizar hasta diez formas de rechazo diferentes, aun seguiría tratándose de un patrón fácil de responder. De esta manera, para las cuatro formas de rechazo establecidas, tendremos en mente una herramienta que podrá convertirlas activamente en interacciones a nuestro favor.

Dibujo del artista chileno-ecuatoriano Alberto Mont **

Dibujo del artista chileno-ecuatoriano Alberto Mont **

Lo mismo ocurre si la mujer responde de manera positiva. No son muchas las formas en las que esto puede suceder; quizá cinco o seis situaciones distintas y, nuevamente, para cada una de ellas tendremos una emoción proactiva (porque reaccionaremos juzgando cuál es la mejor manera de responder a la emoción de la mujer en nuestro favor), para seguir manteniendo el control de la interacción.

En esto consiste tener un plan.

Esto (junto con la práctica de lo aprendido hasta aquí y, sobre todo, de lo que queda por aprender) nos permitirá sentirnos relajados, liderar las interacciones más difíciles y concretar nuestros objetivos a nivel social, sexual o amoroso.

 

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* Fragmento del libro “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”. Adaptado para INFOBAE.COM con autorización de la editorial DibuksLos primeros capítulos pueden descargarse gratis en la web de la editorial.

+ Información sobre el libro.

Seducción: claves para multiplicar tus chances en el levante

Según una encuesta publicada recientemente por el diario The Independent, durante el verano aumentan nuestras chances en la seducción. Las razones de este fenómeno parecen ser obvias: salimos más, tenemos vacaciones y la atmósfera general da una “sensación térmica” diferente. Aún así, recogimos en este breve artículo algunas de las claves que los expertos en seducción enumeran como ABC del levante:

1- No “fichar” y la regla de los 3 segundos

Martín Rieznik, co-autor del manual “El Juego de la Seducción. Todo el lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”, explica que fichar – un comportamiento muy común entre el sedcutor inexperto – reduce ampliamente las chances de comenzar una interacción con una desconocida. Según el autor, cuyo libro lleva más de 3000 copias vendidas en Argentina, en la mayoría de los casos en los que un hombre ficha, el encare ni siquiera llega a concretarse. Rieznik agrega que a medida que pasan los minutos, y mientras el hombre piensa la frase más ingeniosa para acercarse, la ansiedad y el miedo al rechazo aumentan exponencialmente. Es por eso que cualquier forma de empezar la conversación nos parece estúpida luego de pensarla durante algunos segundos. Y aunque la frase perfecta apareciera en la imaginación de “el mirón”, la forma de comunicarse con la mujer resultaría demasiado forzada y la respuesta recibida por su “objetivo” no sería la esperada.

En contrapartida, su propuesta es desarrollar un estado de sociabilidad permanente e interactuar con diferentes grupos para después elegir qué mujer nos interesa o resulta atractiva. Abrir diferentes conversaciones e interactuar con distintos grupos cuando las mujeres no nos resulten particularmente atractivas. Por otro lado, si nos encontramos en la situación de estar frente a una mujer que nos interesa y queremos iniciar una conversación, Rieznik recomienda utilizar la regla de los 3 segundos; “No dejar pasar más que ese tiempo desde el momento en que vemos a esa mujer, para empezar a hablarle”.

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2- Lenguaje corporal

En su libro “Seductor Infalible. Guía para desarrollar una personalidad atractiva”, Germán Muhlenberg subraya la importancia del lenguaje corporal en la seducción: “El lenguaje corporal es una expresión de nuestras emociones. Si estamos tristes, el cuerpo tiende a encorvarse y encogerse. Cuando uno se abre y se extiende, cambian también las emociones. Y por el contrario, si estamos contentos pero nos colocamos en posturas cerradas o sumisas, cambiarán nuestras emociones a sentimientos más negativos. Teniendo en cuenta que el 85% de la comunicación es no verbal podemos deducir que no es tan importante el “qué” se dice sino el “cómo”. Lo primero que hace una chica cuando se le acerca un hombre, es observarlo de pies a cabeza, su forma de hablar, su ropa, su estilo, como se mueve, ¿está temblando? Todo esto en sólo unos segundos.”

¿Cuál es entonces el lenguaje corporal de un buen sedcutor?  Muhlenberg explica que “ Aquellos que mantienen sus manos visibles dan signos de confianza y sinceridad. Poner las manos en los bolsillos o detrás de la espalda es una actitud da desconfianza, como si hubiera algo que se oculta. Por eso, si buscamos una postura atractiva, es mejor evitar tener las manos en los bolsillos. Si descansamos el peso del cuerpo sobre una pierna, estamos transmitiendo sensación de cansancio y la fatiga no resulta atractiva. Lo mejor es pararse con el peso repartido en ambas piernas y mantenerlas separadas a la distancia del ancho de hombros. Tener una postura derecha, mentón en alto (no mirar para abajo), sacando pecho, con los hombros para atrás (tampoco exageradamente), estar relajados. También es recomendable ir a un gimnasio, o hacer algún deporte, no solo para moldear el cuerpo, sino que ayuda a sentirse mejor y desarrollar autoestima.”

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3- Objetos y accesorios

Mike Tabaschek, coautor junto a Rieznik de “El juego de la Seducción” propone utilizar uno o dos objetos que llamen la atención para amplificar nuestra respuesta en el campo de acción. Los elemetos a utilizar depeden exclusivamente de la personalidad de cada uno, pero como ejemplos pueden ser “un sombrero, una brujula, un cinturón exótico, una muñequera o incluso un libro. Estos elementos no solo despiertan la curiosidad de las mujeres sino que también “le otorgará a ella una excusa perfecta para poder abrirnos, preguntándonos por el objeto sin que sus intenciones queden demasiado expuestas. No muy a menudo se atreve una mujer a preguntarnos por una camisa o un jean, por temor a ser demasiado obvia o parecer fácil. En cambio, si se acerca a preguntarnos por qué tenemos una brújula, ella queda resguardada por el pretexto verosímil de que sólo se ha aproximado a nosotros para averiguar por ese objeto. De este modo, se asegura una salida fácil en caso de que todo salga mal o descubra que estamos con nuestra novia.”

 

* Descargá gratis los primeros capítulos de “El Juego de la Seducción” de Martín Rieznik y Mike Tabaschek, en la web de la editorial Dibuks.

* Más información sobre el libro “Seductor Infalible” (2014) de Germán Muhlenberg.

 

 

La seducción en tres etapas: del living a la cama

 Las tres etapas de la seducción

Una mujer no tiene sexo con un hombre sólo porque éste despertó su interés, le pareció lindo o le cayó simpático. Los hombres, en cambio, somos bastante más básicos: vemos a una mujer, nos atrae y la deseamos. Ellas tienen otro tipo de necesidades y filtros. El juego de la seducción se divide en tres etapas necesarias para atravesar exitosamente esas barreras: (A)tracción, (C)onfort y (S)educción.

 La atracción inicial, el interés

A1: La fase inicial consiste en comenzar una interacción con una mujer o con un grupo de ellas.

Muy pocas veces sucederá que ellas inicien una interacción con no­sotros. Y aunque existen técnicas para lograr llevarlas a esa situación, son muchas las mujeres que nunca se aproximarían a un desconocido con la intención de seducirlo. La mayor parte de las veces, seremos nosotros los encargados de comenzar a interactuar. Para eso, utiliza­remos una frase a la que denominaremos opener o abridor. Incorpo­raremos algunos openers con alto grado de efectividad, mediante el recurso de fusionar nuestra vida e intereses con los tópicos de con­ versación que adoran las mujeres. Una vez que hayamos internali­zado el proceso podremos improvisar.

De este modo, también lograremos dejar atrás el miedo y la ansiedad, y aprenderemos a obtener la atención de ellas en apenas algunos mi­nutos. Utilizaremos técnicas que nos permitan pasar a ser nosotros el objeto de deseo. Éstas abarcan tanto el lenguaje corporal como la expresión facial e incluso lo que hacemos tiempo antes de empezar siquiera la interacción.

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A2: Fase media de la etapa de Atracción, en la que el hombre genera interés en el grupo por medio de DAVs (demostraciones de alto valor), mientras se muestra poco interesado en su objetivo (la mujer que desea en el grupo). En esta etapa también la mujer comienza a mostrar indicadores de interés (IDIs), que aprenderemos a detectar.

Ese desinterés inicial masculino permitirá luego, en la fase siguiente, crear conexión. En ese contexto, ella sentirá que se ha ganado la vali­dación a través de la interacción mantenida y no sólo porque es linda.

 A3: Una vez que ella demuestra interés, él también revela el suyo y co­mienza a generarse una conexión.

Contabilizados los primeros tres o cuatro IDIs, daremos por sentado que en ella hay una intención real de hablar con nosotros. Cuanta mayor habilidad adquiramos en las dos primeras fases, menor esfuerzo deberemos realizar. El mejor seductor es el que menos habla. Las muje­res adoran hablar. Nosotros usaremos esto en beneficio propio.

El error más común entre los hombres es buscar una conexión per­sonal con una mujer sin que ésta se haya mostrado interesada en tenerla. Ahora bien, si deja ver su interés, espera que queramos saber algo de ella. Si no lo hacemos, pensará que sólo nos atrae su físico.

En esta fase es cuando comenzamos a validarla y mostrar un interés directo por conocerla. Si lo hacemos correctamente, podremos estar a solas en la etapa de Confort.

 El Confort

Debemos considerar esta etapa como la ocasión de conversar con la mujer más profundamente, con una mayor conexión íntima. Hay que tener en cuenta que, por lo general, cada etapa de Confort se desarrolla en un lugar diferente. El beso puede ocurrir en cualquier fase, desde que ella nos dio los tres IDIs hasta el final del Confort. Existen numerosas técnicas que evitan que fra­casemos en esa instancia y elevan la temperatura hasta el punto de que es ella quien pide que la besemos.

 C1: Aunque el beso puede darse frente a sus amigos o amigas, gene­ralmente las mujeres prefieren besar a un hombre en una situación íntima, a solas, sin ser vistas por su grupo. Por eso, una vez que la mujer mostró interés por nosotros, es hora de tener un momento a solas para conocernos mejor. Puede que no nos vayamos con ella esa noche; tal vez consigamos su número de teléfono y pensemos en verla otro día. Sea como fuere, ¿acaso querrá vernos otro día si nunca tuvimos un momento de cierta intimidad? Ella necesita sentirse lo suficientemente cómoda a solas con nosotros como para estar segura de querer volver a vernos. Esto es lo que llamamos aislamiento: tener un momento los dos, alejados de su grupo de pertenencia. Muchas veces, nos vendrá bien la ayuda de un amigo (al que llamaremos Ala) para entretener a quienes la acompañan, mientras nos aislamos.

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C2: Si C1 está ubicado dentro de la locación donde la conocimos pero algo alejado de los grupos de amigos de ambos, C2 será un sitio in­termedio entre el ámbito en el que tendremos sexo y el lugar donde nos vimos por primera vez. Estamos hablando de las famosas citas que no siempre existen, ya que es probable que conozcamos a una mujer y esa misma noche terminemos en la cama con ella. Pero, como

dijimos, es menester prepararse para atravesar todas las situaciones posibles. Muchas mujeres tienen como regla no tener sexo con un hombre en la primera noche, ¡aunque siempre podrán hacer una ex­cepción con nosotros!

Hay mucho que aprender para diagramar un buen plan de citas, fuera de la clásica cena bajo la luz de las velas. Lo ideal es uno que incluya varios lugares interesantes sin resultar eterno, y que su itine­rario surja en el devenir del encuentro.

C3: En esta fase ya estamos cerca del lugar en donde pretendemos tener sexo. Así como no es conveniente haber conversado con ella sólo frente a sus amigas y luego directamente invitarla a salir por teléfono (porque aún no se sintió lo suficientemente cómoda con nosotros), tampoco es eficaz tratar de llevarla de la cita a la cama sin escalas: sería un salto abrupto que podría hacerla sentir incómoda. Un ámbito recomendable, en esta fase, es un sillón de nuestra casa o de la de ella o quizás el automóvil, si es que pensamos ir a un hotel.

Lo importante es que sólo a partir de esta instancia podemos empe­zar la escalada de juegos eróticos previos al sexo. Si hiciéramos esto en el aislamiento (C1) o en una cita (C2), estaríamos comportándonos inadecuadamente y aniquilando nuestras posibilidades de terminar en la cama con ella. Las mujeres odian a los hombres desesperados.

Pero en C3 podemos empezar a escalar sexualmente para que el paso a la cama sea gradual. Dar unos masajes o sentarla en nuestras pier­nas para ver un video suelen ser buenas opciones. Todo a su debido tiempo.

La Seducción

Ésta es la etapa sexual. Una mujer que disfrutó sexualmente con un hombre es muy probable que quiera vernlo nuevamente. Así que procuraremos que resulte una experiencia realmente placentera si queremos estar otra vez con ella.

Debemos tener en cuenta que todas las mujeres sienten cierta ansiedad en el momento previo a tener sexo con un hombre. Esto tiene un origen biológico: durante millones de años, el sexo estuvo ligado a la reproducción. El embarazo, para una mujer, significa abocarse casi exclusivamente al cuidado de su cría durante por lo menos dos años. En cambio, los hombres, a pesar de las normas culturales, podemos concluir el acto sexual e irnos sin ningún tipo de carga.

S1 es el comienzo del juego sexual y S2 será ese momento –que puede existir o no– en el que ella quiera desacelerar la subida de temperatura. Puede que suceda incluso estando ambos ya desnudos, en la cama porque, aun así, ella no se siente segura de tener sexo con nosotros. Muchos hombres hemos pasado por esa situación. Aprenderemos en qué consiste ese sentimiento femenino y, sobre todo, qué hacer para que en ese momento ella sienta más ganas de tener sexo con nosotros que de cualquier otra cosa.

S3: Es el momento sexual propiamente dicho, en el que la experiencia es nuestra mejor amiga. En esta fase final del juego, la conexión y la confianza que construimos desde el comienzo de la interacción nos permitirán explorar una relación más libre de prejuicios y limitacio­nes. Lo más importante es recordar siempre que estamos yendo a la cama con una persona de otro sexo, que siente y vive la experiencia a su manera.

 

* Fragmento del libro “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”. Adaptado para INFOBAE.COM con autorización de la editorial DibuksLos primeros capítulos pueden descargarse gratis en la web de la editorial.

+ Información sobre el libro.

Cuando las opiniones de los demás no importan

* Por Germán Muhelnberg, autor de “Seductor Infalible: guía para desarrollar una personalidad atractiva

La mayoría de la gente tiende a tomarse las cosas personales y es de ahí donde nace la reactividad y sin embargo, ¿qué significa tomarse algo personal? Es una manera de valorar como algo real todo lo que los demás nos dicen o hacen.

Si nos insultan o agreden solemos tomarlo como algo personal. Las razones que esas personas tengan para hacerlo sí pueden ser personales, pero no para nosotros. Así también cuando nos insultan, nosotros podemos decidir si lo tomamos como algo personal. Cada persona vive en su propia burbuja, en su propia película, donde cada uno es su propio protagonista y los demás son sólo actores secundarios. Cada uno vive desde su propia perspectiva, cada uno adjudica o encarna valores según los propios. Como mencionamos anteriormente, cada uno usa su propia métrica para sí mismo y la proyecta en los demás. Si te lo tomás como algo personal, es porque en cierta forma estás de acuerdo con lo que te están diciendo. Es decir, estás aplicando la métrica del otro.

Muchas veces, ni siquiera las razones por las cuales una persona reacciona o hace algo tienen que ver con nosotros. Si viene un amigo a visitarnos, tal vez no sea porque somos muy importantes, sino porque quizás lo hacemos sentir importante a él, quizás se siente bien con nosotros, o se siente comprendido, pero siempre van a ser rasgos que completan su propio ser. De hecho si ese amigo decide venir a visitarnos para hacernos sentir bien, lo va a hacer por sus propios valores también. De esa manera se siente un buen amigo, o una mejor persona consigo mismo. Pero no lo juzguemos, cualquiera de nosotros hace lo mismo.

Si una persona nos dice “estás gordo”, es porque esa persona se juzgaría a sí misma gorda si estuviera en nuestro estado; pero esa es la métrica que tiene esa persona para determinar la gordura. Si uno lo toma como algo personal, realmente va a pensar que está gordo. Y en lugar de gordo, puede ser cualquier otro adjetivo: torpe, tonto, inútil, hermoso, generoso, amable o el calificativo que se nos ocurra. No tiene sentido prestarle atención a todo lo que nos dicen los demás.

Tampoco los elogios son tan personales, es sólo una valoración desde la perspectiva del otro. Para un criminal, uno puede ser una persona muy buena. Sin embargo, ¿eso nos hace una persona muy buena? Es mejor encontrar la valoración desde nuestra propia perspectiva, ¿qué pensamos que nos hace buenos, atractivos, felices?

Recuerdo que una noche conocí una chica que me fascinó. Pasé una noche increíble con ella y creo que ella sintió lo mismo conmigo. Creo no era una súper modelo profesional simplemente porque había decidido seguir otra carrera que ya ni recuerdo. No sólo tenía dibujada una sonrisa en mi rostro sino también en mi cuello. Pero la historia no tuvo un final muy feliz. Al día siguiente, le mandé una solicitud en el facebook y un mensaje diciéndole que me había gustado conocerla. Horas más tarde, sin aceptar la solicitud de amistad, respondió algo así como “ayer tomé algo de más”. Creo que lo que la mayoría decodificaría de esta respuesta es: “no estaba interesada realmente en vos pero el alcohol me llevó a hacer cosas que no quería”.

Pensé que era una forma de justificación al sentir remordimiento por hacer un gran avance prematuro, y de todas formas no me tomé como algo personal su respuesta. Por más que lo hubiese tomado como un “no estoy interesada”, hubiese estado bien. Es su perspectiva, su manera de verlo. Esa manera es completamente independiente a la mía y sigo pensando que la pasamos muy bien.

Lo mismo ocurre con cualquier tipo de rechazo: vienen bajo los estándares de la otra persona. Muchas personas toman el “no” de otro como si tuviera un significado real para sí mismos.

Muchas veces me encuentro en situaciones en las que me dicen que nunca me enojo. Una vez un amigo le preguntó a mi madre si alguna vez yo me había enojado y ella respondió: “Alguna vez, de chiquito…” Lo cuento solo como una anécdota divertida, ya que en realidad sí me enojo y, por supuesto, me encuentro en situaciones que me afectan o en las que busco validación de los demás. Y todo esto es humano, es natural, y a todos nos pasa. Enojarse, así como estar triste, querer vengarse, sentir envidia, etc. Como dije antes, son todas emociones que se toman como malas, sin embargo no lo son en sí mismas. Simplemente nos informan sobre síntomas. Ignorar los síntomas sí que hace daño, es tóxico para el cuerpo, ya que nos genera malestar y significa que algo continúa sin estar resuelto.

A veces me gusta visualizarme como un monje shaolin o un diplomático. Alguien que sabe mediar con sus propias emociones. Me gusta tener esos personajes como visión. En las empresas más importantes del mundo buscan una proyección a su ideal de ser y la llaman “visión”. Es una manera de señalar la montaña que queremos escalar. El propósito de la visión es guiar al individuo para alcanzar el estado deseable en el futuro a largo plazo. La imagen del monje shaolin o la del diplomático forman parte de mi visión.

Entonces, ¿nada de lo que digan o hagan los demás debería influir sobre mí? Pues en realidad no, no debería influir. Y aunque es casi imposible, sí podemos crear umbrales, una tolerancia, una resistencia para que sea casi nulo el efecto del exterior. ¿Esto significa entonces que no tenemos ninguna responsabilidad sobre como afectamos a los demás?

En realidad sí, las palabras que decimos tienen un poder y una influencia sobre el resto, pueden generar un estado. Si lastimamos a alguien o lo hacemos sentir bien, tenemos parte de la responsabilidad. Sin embargo, parte de la responsabilidad es también de la otra persona. En cuánto deja afectarse por lo que decimos. Tomarnos las cosas personales es llevar un cartel que dice “permito que me lastimen”. Piensen en algo que les dicen y no les genera ningún efecto, por ejemplo si están leyendo en un lugar público y un desconocido les pregunta la hora, ustedes responden y siguen con su asunto. Al cabo de un rato ni se acuerdan que les preguntaron la hora. ¿Por qué esa situación no la tomamos como algo personal? Porque no vimos afectada nuestra persona o integridad en el asunto. Sin embargo, alguien podría llegar a tomarse personal que le pregunten la hora, y contestar  “¿Acaso me vio cara de sirviente que me pregunta la hora a mí?”. Probablemente, aquel que preguntó la hora no tenía ninguna intención de molestarlo, pero quien recibió la pregunta manifestó su propia inseguridad. Ahora, si nos insultan o elogian ¿por qué debería afectar nuestra integridad? ¿por qué debería ser tan importante lo que piensa otro sobre nosotros, incluso más importante de lo que pensamos nosotros?

Si alguien nos dice que somos increíbles, tampoco lo tomemos tan personal, pues ya tendríamos que saber que lo somos por nuestras propias validaciones y valores. Y si no lo creemos así, debemos hacer las cosas para que suceda y preguntarnos: ¿Qué nos hace pensar que una persona es increíble o maravillosa?

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* Fragmento del libro especialmente adaptado para INFOBAE.COM con autorización de la editorial DIBUKS. Los primeros capítulos del libro pueden descargarse gratis desde la web de la editorial. (click aquí)

 

Sinceridad: una herramienta poderosa para seducir

Cuando le comentamos algo inesperado a una chica, cuando le decimos a alguien que nos gusta, cuando expresamos nuestra opinión sobre un tema controversial, cuando le llamamos la atención a alguien por algo, estamos polarizando.

Polarizar es una manera honesta de expresarse y mostrar independencia emocional. Son acciones o frases que generan algo en los demás. Muchas veces polarizar genera sorpresa: una persona está esperando algo y se encuentra con otra. La polarización es una forma muy poderosa de generar atracción. Uno se expone a ser rechazado y a caerle mal a algunas personas, pero también consigue generar emociones y deseos en otras.

Como los demás conceptos de nuestro desarrollo personal, es importante no tomarlo exclusivamente como una técnica de levante, ya que dejaría de ser honesta la polarización. Polarizar, de hecho, está muy relacionado con la autenticidad, con no ser predecible, con hacerle sentir al otro una “montaña rusa” de sensaciones. Quienes no polarizan tienden a caer en conversaciones aburridas. A mucha gente no le gusta polarizar como una forma de evitar la confrontación y los temas controversiales, lo cual es una actitud pobre y poco atractiva. Intentan caerle bien a todo el mundo y lo que consiguen es no ser ni amados ni odiados por nadie. La realidad es que no se muestran como son, no se están exponiendo.

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No solo en la seducción es utilizada la polarización sino también en ventas, en las publicidades, en una película para atraparte con la trama (de hecho en los trailers de la película es donde más intentan polarizar mostrando las mejores partes de la película). El marketing intenta polarizarte y muchas de las frases de levante buscan polarizar. Una frase polarizadora podría ser: “ey, necesito una opinión… mi mejor amigo se separó ¿cuánto tiempo debería esperar para acostarme con su novia?”. Como se imaginarán, nunca me levanté una chica diciendo esto, pero ese no era verdaderamente el punto.

Efectivamente estaba polarizando, y  un 50% entendía que no hablaba en serio. Sin embargo, el fin estaba en exponerme al rechazo, priorizar mi perspectiva ante la situación. Hacer este tipo de ejercicio como precalentamiento me servía para desarrollar mi confianza y perder el temor al rechazo. Después todo resultaba más fácil.

Al demostrar interés o decir que algo nos gusta, estamos polarizando. Diciendo que algo nos disgusta, también. Esto no significa ponernos en posturas de capricho, decir siempre todo lo que se nos pasa por la cabeza o discutir con todo el mundo, sino en ser vulnerables y hablar honestamente; defender nuestros puntos de vista aunque eso nos exponga a un juicio negativo. Si algo no nos gusta, decirlo.

Si una chica nos da vueltas cuando la invitamos a salir, podemos ser claros y decirle: “si no estás interesada en que nos veamos, no hay drama”. Si te dice que sí, bien. Si te dice que no, también; no lleva a nada perder tiempo en alguien que no tiene verdadero interés. Es importante, sin embargo, ser comprensivo, respetuoso, ponerse en el lugar de la otra persona. No se trata de ser intolerante.

La confrontación, que a veces implica polarizar, está muy relacionada con la atracción y difícilmente podamos atraer a alguien si en algún momento no confrontamos. Alguien que no polariza, tiene miedo y es necesitado ante los demás, no será sincero por temor de molestar a una mujer. Probablemente, tampoco se animará a usar la ropa que le gusta por miedo a lo que piensen los demás.

Los hombres que no polarizan, normalmente caen en lo que se conoce como “zona de amigos”.  Puede que reciban la aprobación de las mujeres pero difícilmente generen atracción.  En cambio, quienes se exponen y expresan sus deseos honestamente sin buscar todo el tiempo validación externa, suelen despertar atracción e interés en los demás. Puede que mujeres que ni se interesaban por nosotros, de repente se vuelven altamente atraídas. Es importante entender que la polarización nos sirve para generar emociones y no podemos pretender que todo el mundo sienta atracción por nosotros. Debemos aprender a convivir con el rechazo de quienes no comparten nuestras opiniones, actitudes o puntos de vista. La recompensa será lograr relaciones más honestas con personas que realmente se interesen en nosotros.

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* Adaptado especialmente para INFOBAE.COM del libro Seductor Infalible: guía para desarrollar una personalidad atractiva, del escritor Germán Muhlenberg.  Los primeros capítulos pueden descargarse gratis en la web de la editorial.

Necesidad Emocional

Un elemento de la personalidad que determina el comportamiento y el atractivo de un individuo, es su necesidad emocional. En la mayoría de los casos, la atracción que genera la personalidad de una persona es inversamente proporcional a su necesidad emocional. Las personas con una alta necesidad emocional suelen ser menos atractivas e invierten emocionalmente en los demás mucho más de lo que los demás invierten en ellas. Priorizan la percepción de otras personas sobre la suya. Buscan la aceptación de los demás por sobre la de sí mismos.

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Las mujeres, por lo general, son atraídas por hombres que invierten igual o menos de lo que ellas lo hacen. Lo cual es bueno es para los hombres, porque de algún modo significa que cuanto menos nos esforcemos, mayor éxito tendremos. Hay una frase que dice: “Do less, no more” (haz menos, no más). Cuando hablamos de invertir, nos referimos a cuánto uno se sacrifica o modifica sus sentimientos para agradar al otro. Un error clásico en la seducción es realizar acciones exageradas para impresionar a una mujer como comprar flores, bombones, pagar restaurants lujosos o pasarlas a buscar para estar con ellas. Detrás de este tipo de comportamiento se esconde la creencia de que a las mujeres hay que comprarlas, invertir más para que estén interesadas.

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Una actitud necesitada suele ser percibida por los demás. No sólo por las mujeres. Es un hecho que tener una actitud necesitada es desfavorable para una entrevista de trabajo, una negociación o cualquier interacción social. Una actitud necesitada hace que los demás se pregunten por qué estamos tan desesperados por obtener algo. Quien actúa de manera necesitada frente a una mujer, hace que ella se pregunte: ¿por qué actúa de esta manera? Si me da tanta importancia desde el primer momento… ¿es porque soy una de sus pocas opciones? ¿O quizás la única? Y… ¿por qué no tendrá otras mujeres?.

Piensen en esto: cómo actuaríamos con una mujer si fuera nuestra única opción y cómo actuaríamos frente a esa misma mujer después de haber conocido a tres mujeres ese mismo día. Cómo actuaríamos en una entrevista de trabajo si hace seis meses que estamos desocupados y cómo actuamos si cada semana nos ofrecen cinco ofertas diferentes.

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* Adaptado especialmente para INFOBAE.COM del libro “Seductor Infalible: guía para desarrollar una personalidad atractiva” de Germán Muhlenberg. Los primeros capítulos pueden descargarse gratis en la web de la editorial.

¿Sos proactivo o reactivo?

Un seductor natural se relaciona con las mujeres de una forma diferente a la empleada por la mayor parte de los hombres. Las personas, en general, actuamos de manera reactiva. Reaccionamos a las emociones de los demás con un reflejo casi idéntico: si alguien nos trata en forma agresiva, respondemos con agresividad; cuando alguien nos sonríe, sonreímos.

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Esta falta absoluta de control sobre las emociones nos deja desnudos en el proceso de cortejo. Aunque siempre vayamos a seducir con buenas intenciones, no necesariamente obtendremos una buena respuesta, lo que puede ser interpretado por muchos hombres como signo de la mal llamada “histeria”. Entonces, suele ocurrir que el rechazo penetre como un ancla en nuestro ego y en nuestro orgullo y desencadene un torrente de emociones negativas (ira, rabia, enojo, desprecio, malhumor, vacío, abandono, depresión y otras similares). Esta reacción revela lo mal preparados que estamos para enfrentar ciertas situaciones de la dinámica social, y también expone nuestra escasa predisposición para desarrollar una fortaleza emocional que nos conduzca al logro de los objetivos propuestos.

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En general, los seres humanos actuamos con patrones de comportamiento bastante limitados. Salvo alguna variable extraordinaria, las mujeres suelen rechazar a los hombres de cuatro o cinco formas distintas. Y aunque algunos puedan contabilizar hasta diez formas de rechazo diferentes, aun seguiría tratándose de un patrón fácil de responder. De esta manera, para las cuatro formas de rechazo establecidas, tendremos en mente una herramienta que podrá convertirlas activamente en interacciones a nuestro favor.

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Lo mismo ocurre si la mujer responde de manera positiva. No son muchas las formas en las que esto puede suceder; quizá cinco o seis situaciones distintas y, nuevamente, para cada una de ellas tendremos una emoción proactiva (porque reaccionaremos juzgando cuál es la mejor manera de responder a la emoción de la mujer en nuestro favor), para seguir manteniendo el control de la interacción y avanzar en el juego.

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* Fragmento de “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres” adaptado especialmente para INFOBAE.COM.

-> Ya salio la segunda edición de “El Juego de la Seducción”. El manual de Martín Rieznik y Mike Tabaschek ya agotó su primera edición y es best-seller en las principales librerías. El e-book segundo más vendidos de Latinoamérica en la plataforma Bajalibros.com superado sólo por Inferno del estadounidense Dan Brown.

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A2: Encendiendo los circuitos de la atracción

En el artículo de ayer, comentamos de qué se trata A1, la primera fase de la etapa de Atracción. Hoy continuamos analizando esta etapa y avanzamos a la siguiente fase del proceso de seducción: A2.

En esta fase media de la etapa de Atracción,  el hombre genera interés en el grupo por medio de DAVs (demostraciones de alto valor), mientras se muestra poco interesado en su objetivo (la mujer que desea en el grupo). En el capítulo 9 de su libro, Rieznik y Tabaschek nos ofrecen una explicación detallada de las DAVs y cómo aplicar esta técnica de forma efectiva.

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En pocas palabras, podemos decir que una DAV incluyen “todo tipo de comportamiento, actitud o estilo de vida que pueda generar atracción en una mujer o en un grupo social determinado. Las DAVs pueden ser demostradas (una mujer ve a un homber conversar con la mujer más linda del lugar); comunicadas (un hombre cuenta un relato sobre un viaje interesante o una acción comprometida con un familiar) o sub-comunicadas (una mesera le acerca al hombre un champagne como cortesía del lugar, como agasajo a un cliente distinguido). Para que una DAV funcione como tal debe contener los tres principios fundamentales de una demostración de valor: protección de seres queridos, preselección y liderazgo”.

En A2 también la mujer comienza a mostrar indicadores de interés (IDIs), que aprenderemos a detectar y entenderemos rápidamente que la mejor estrategia es no demostrar demasiado entusiasmo ante los primeros IDIs. Ese desinterés inicial masculino permitirá luego, en la fase siguiente, crear conexión. En ese contexto, ella sentirá que se ha ganado la validación a través de la interacción mantenida y no sólo porque es linda.

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*Adaptado para INFOBAE.COM del libro “El juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres” (Dibuks, 2013)

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Atracción: la primera etapa

Dibuks

Por  Dibuks (Editor.d)

En el artículo anterior aconsejamos dejar de buscar frases mágicas y centrarse en entender la seducción en su conjunto.

Veamos de qué se trata. El Método que explican Rieznik y Tabaschek en su libro, divide el proceso de seducción en tres etapas principales: (A)tracción, (C)onfort y (S)educción (utilizaremos a partir de ahora sólo las iniciales para referirnos a cada etapa). A sus vez, cada una de esas etapas se subdivide en tres fases, y cada una representa un momento de la relación con una mujer desde el comienzo de la interacción hasta su concreción.

En este fragmento de “El Juego de la Seducción” se resume brevemente los elementos que caracterizan a A1.

La atracción inicial, el interés

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A1: La fase inicial consiste en comenzar una interacción con una mujer o con un grupo de ellas.

Muy pocas veces sucederá que ellas inicien una interacción con nosotros. Y aunque existen técnicas para lograr llevarlas a esa situación, son muchas las mujeres que nunca se aproximarían a un desconocido con la intención de seducirlo. La mayor parte de las veces, seremos nosotros los encargados de comenzar a interactuar. Para eso, utilizaremos una frase a la que denominaremos opener o abridor. Incorporaremos algunos openers con alto grado de efectividad, mediante el recurso de fusionar nuestra vida e intereses con los tópicos de conversación que adoran las mujeres. Una vez que hayamos internalizado el proceso,  podremos improvisar libremente.

De este modo, también lograremos dejar atrás el miedo y la ansiedad, y aprenderemos a obtener la atención de ellas en apenas algunos minutos. Utilizaremos técnicas que nos permitan pasar a ser nosotros el objeto de deseo. Éstas abarcan tanto el lenguaje corporal como la expresión facial e incluso lo que hacemos tiempo antes de empezar siquiera la interacción.*

En los proxímos post continuaremos analizando las diferente etapas del proceso de seducción. Entretanto, es útil comenzar a observar estos elementos en nuestras interacciones.

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Cómo abrir una conversación

Dibuks

Por  Dibuks (Editor.d)

Tal vez una de las preguntas más frecuentes referidas a la seducción es cómo abrir un interacción. Podríamos resumirla en el interrogante “¿qué le digo?”. Lo cierto es que si existieran frases mágicas, nadie se habría tomado la molestia de desarrollar este conocimiento. Los estudios de seducción, por el contrario, no tienen la pretensión de desarrollar frases mágicas que en una sola oración desencadenen en las mujeres una pasión desenfrenada. Y esto es así por varios motivos;entre ellos los más importantes son:

1- Una frase puede ser dicha de diferentes maneras. No son sólo las palabras las que generan atracción, sino también la manera de decirlas, la mirada, la sonrisa (o su ausencia), el tono de voz y el lenguaje corporal.

2- Una frase genera distintos efectos dependiendo del contexto en el cual es pronunciada. Aquí entran en juego la situación y el momento del día, pero también el espacio sociocultural e incluso la región en la que habitamos.

3- Una frase puede resultar adecuada para una persona pero no para otra. Este aspecto es tal vez el más importante de todos ya que refiere al concepto que Rienik y Tabaschek explican en el capítulo 7 de “El juego de la Seducción” (apartado “¿De qué nos permite hablar un buen opener?”). Las frases de apertura son herramientas que cada uno debe calibrar en la práctica. Más aún, una buena frase de apertura debería permitirnos abrir una conversación y llevarnos a un tema que nos resulte interesante y nos de la posibilidad de realizar DAVs (Demostraciones de Alto Valor).

4- Por último, la experiencia nos muestra que las frases de apertura no son realmente el principal obstáculo en el proceso de seducción. Como le explicaba Martín Rienizk a Ernesto Tenenbaum en la entrevista emitida por la radio Rock & Pop, en los cursos de LevantArt los alumnos superan rápidamente esta primera traba (pueden escuchar el audio aquí). Lo mismo manifiestan quienes han leído el libro. Al entender el proceso de seducción y sus etapas, las primeras frases van perdiendo importancia.

*Martin Rieznik es director de LevantArt, escuela de seducción, y autor del libro “El juego de la seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”  Editorial Dibuks, Bs As, 2013.

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