Por: Alejandro Rosenfeld
Miami intentará desde el jueves, ante San Antonio Spurs, obtener algo que sólo tres equipos en la historia de la NBA lograron: ganar tres títulos consecutivos. Además, será la cuarta final consecutiva para LeBron James y Cía, algo que apenas pudieron repetir los Celtics y los Lakers. ¿Nacerá la dinastía del Heat?
Mucho se habló en aquél verano de 2010. LeBron James le contaba al mundo, a través de un polémico programa televisivo llamado “The Decision” (La decisión), que abandonaba a sus Cleveland Cavaliers para “llevarse sus talentos a South Beach”. Tal fue la furia de los fans que hubo una colecta en la ciudad para quemar las camisetas n° 23 de James. Le llovieron críticas de propios y extraños por dejar atrás su ciudad (en realidad, es oriundo de Akron, a kilómetros de Cleveland) para irse con sus amigos Dwyane Wade y Chris Bosh a formar el Big Three de Miami Heat. “Se ha arruinado la carrera”, “ya no será el mejor del mundo”, “nunca saldrá campeón”. En la época de las redes sociales, LeBron James fue el hazmerreir del mundo basquetbolístico.
Las críticas no tardaron en llegar cuando, en las finales de 2011 ante Dallas Mavericks, y con un 2-1 adelante en la serie, LeBron James tuvo su peor partido de su carrera. Fueron tres partidos con victoria para el equipo texano y frustración para el Heat. El número “0″ seguido de la palabra “títulos” comenzó a resonar en la mente de James, quien ya había caído en las finales del 2007 ante los Spurs.
La revancha para el Heat y para The King vendría al siguiente año. En una temporada reducida por el Lockout impuesto a la Liga por conflictos económicos y contractuales, Miami avanzó sin inconvenientes a su segunda final consecutiva, esta vez ante los jóvenes Oklahoma City Thunder de Kevin Durant y Russell Westbrook. A pesar de caer en el primer juego, el Heat logró reponerse y ganó los cuatro juegos siguientes para obtener su segundo título en la corta historia de la franquicia de Florida. Era el primero para LeBron (y para Bosh), que se sacaba esa espina que tanto le dolía. Podía, ahora sí, llamarse campeón. Lo mejor estaba por venir.
La mini-película del útimo partido de la serie ante Oklahoma City Thunder:
Al siguiente año, con las incorporaciones del histórico Ray Allen y un gran veterano como Rashard Lewis, Miami consiguió el mejor registro de su historia: 66-16 en la temporada regular, con una asombrosa racha de 27 triunfos consecutivos, solo por detrás de los 33 obtenidos por los Lakers de la 71-72. LeBron James obtenía su segundo MVP con la 6 de Miami, que se encaminó nuevamente hacia la final, la tercera al hilo, de la NBA: San Antonio Spurs los esperaba. Tras estar en desventaja 3-2 y pocos segundos de caer derrotados, un triple inolvidable de Ray Allen desde la esquina le dió la chance al Heat de jugar un tiempo suplementario. Fue victoria histórica para el Heat y un durísimo golpe para los Spurs. El séptimo juego no fue partido: Miami venía con el envión anímico de haberse sentido muerto y resucitado, y San Antonio con la imagen de ese triple que pareció más una disparo letal al corazón. Segundo título consecutivo, el bicampeonato y la convicción de que el equipo realmente había encontrado el rumbo para convertirse en una dinastía para la historia.
El increíble tiro de Ray Allen para cambiar la historia de la final con los Spurs:
Llego la temporada 13-14, sin grandes cambios ni incorporaciones. Se habló de “falta de hambre de gloria”, de “pereza” y de estar jugando a velocidad crucero para llegar a la final de una Conferencia Este pobrísima como pocas veces en la historia. Termino segundo, detrás de Indiana Pacers, y los analistas comenzaron a vaticinar el fin de ciclo. “Indiana será la bestia negra del Heat”, titularon. James, Wade, Bosh, Allen, Lewis, el entrenador Erik Spoelstra y el resto de la plantilla demostraron lo contrario. 4 a 2, con una paliza histórica en el último juego, para demostrar que la ambición de estos Heat está más viva que nunca. Volverán a encontrarse con los Spurs, que tienen desde hace ya un año al Heat entre ceja y ceja. Cuarta final consecutiva, la posibilidad del tricampeonato y la chance indudable de convertir a estos Heat en uno de los mejores equipos de la historia. ¿Podrán? A partir del jueves, se acabarán las especulaciones.