Por: Fernando Taveira
Kuwait sólo participó en una edición de la Copa del Mundo, y en sus escasos tres partidos su delegación realizó una serie de acontecimientos que se caracterizaron por los exóticos métodos con los que se llevaron a cabo. Más allá del empate conseguido en su debut, y las dos derrotas restantes, los asiáticos fueron protagonistas en España ‘82 por sus controvertidos actos desempeñados en los estadios ibéricos.
En su presentación, el 17 de junio, los jugadores conducidos por Carlos Alberto Parreira salieron al José Zorrilla de Valladolid con la intención de introducir al terreno de juego a su mascota: un enorme camello que había viajado con el plantel. El enojo del capitán, Saad Al Hutti, junto con el resto de sus compañeros, hizo que el encuentro ante Checoslovaquia se demore unos instantes, ya que desde la organización no le permitieron ingresar al animal. A pesar de las insistencias de los futbolistas, el cuadrúpedo debió quedarse cerca del estacionamiento durante los noventa minutos que duró el partido. El choque terminó igualado 1 a 1 y los asiáticos se olvidaron rápidamente del problema suscitado.
En su segundo compromiso contra Francia, los kuwaitíes fueron parte de un episodio mucho más repudiable. Cuando faltaban diez minutos para el final, y el marcador se encontraba 3 a 1 a favor de los europeos, producto de los goles de Bernard Genghini, Michel Platini, Didier Six y Abduliz Al Balushi, Alain Giresse recibió una gran asistencia del capitán galo y con una potente definición envió a la pelota al fondo del arco defendido por Ahmad Al-Tarabolsi. Las protestas de los asiáticos se basaron en el sonido de un silbato, similar al del árbitro Miroslav Stupar, que surgió de las tribunas. En medio de los forcejeos, Al-Sheik Fahad Al-Sabah, jefe del Comité Olímpico y de la Federación del Fútbol de Kuwait, saltó al campo de juego portando un misterioso maletín y amenazó al soviético para que revierta la jugada.
Mientras los franceses se sorprendían con el actuar de la guardia civil, el juez anuló el tanto y reanudó el espectáculo con un bote a tierra. Michel Hidalgo, entrenador de “le bleu”, se fue expulsado y amenazó con retirar a su equipo del torneo. Fue el último cotejo en el que el ucraniano impartió justicia, dado que su falta de personalidad llevó a que la FIFA no cuente más con él.
En tanto, el hermano del Jefe de Estado del pequeño país petrolero tuvo los deseos de continuar su aventura en el vestuario de su rival, pero en esa oportunidad los organizadores se lo negaron. “La mafia es pequeña al lado de la FIFA. No me importan las sanciones. Yo me iré, pero otro ocupará mi puesto. Yo no obligué al árbitro a que anulara el gol, él lo hizo porque estaba convencido” dijo el Emir para concluir la patética escena que protagonizó, en el choque que finalmente terminó 4 a 1 por el agónico tanto de Maxime Bossis.
“Al Azraq” concluyó su incursión por España con una caída por la mínima diferencia ante Inglaterra y se despidió del Mundial en el último puesto del Grupo 4. A pesar del monólogo británico, el pleito se resolvió con el grito de Trevor Francis y en este caso los de Parreira aceptaron la derrota sin hacer ninguna queja. La amenaza con la desafiliación fue suficiente para un seleccionado que se hizo notar por sus costumbres extrafutbolísticas.