Quise dejar pasar un tiempo prudencial entre los hechos de público conocimiento de la semana pasada y la escritura. No sólo por respeto a las víctimas y sus familiares, sino también porque además de haber sido inundados por el agua, creo que a su vez lo fuimos por cierta ansiedad de palabra.
Los argentinos tenemos muchos problemas y –evidentemente- los vinculados a infraestructura, la continuidad en materia de obras públicas y el hecho de asumir responsabilidades y costos políticos por parte de cierta dirigencia que esté a la altura de las circunstancias, son algunos de ellos. Pero, no es menos cierto, que ante los problemas nos imponemos una cómoda distancia. Continuar leyendo