Todos sabemos que en las ciudades hay zonas más peligrosas que otras. Se ha demostrado que inciden sobre las tasas de criminalidad y violencia tanto factores sociales como situacionales, que son analizadas en diferentes países hace décadas. Por otra parte, a veces existe una discrepancia entre los lugares donde se producen actos delictivos y la percepción que las personas tienen de los mismos: por ejemplo, un espacio muy abierto y oscuro aparece como inseguro aunque no se produzcan actos de violencia en él.