No bien el sol de primavera empieza a calentar el agua de ríos, arroyos y lagunas, las tarariras se arriman a las costas y lugares playos, donde se sienten muy cómodas para comer y reproducirse. En esos lugares, uno de sus platos preferidos son los batracios y roedores: ranas, sapos pequeños y lauchas frecuentan las orillas y esteros bajos con vegetación en búsqueda también de su dieta, los insectos.
En consecuencia, un señuelo que imite estos pequeños animales es de gran ayuda para el pescador. Claro que cuenta con un problema: la cantidad de yuyos, ramitas y demás enganches vegetales de estas zonas exige que el artificial no tengan puntas de anzuelos expuestas. Sumando estos requisitos, los engaños más apropiados para esta pesca son los plásticos blandos, conocidos como soft plastics en la jerga internacional y como gomitas en nuestro país.
Los probamos con singular éxito en San Nicolás, Buenos Aires, donde nos embarcamos con el guía Matías Jalil y la compañía de los pescadores Damián Zanek y el brasileño Joelmo Lopes Rodrigues. Desde Diamante hacia el sur, el río Paraná cambia sus costas: del lado occidental empiezan las barrancas; del lado entrerriano, los terrenos bajos, el Delta. Como la tararira vive en ambientes rasos, los mejores sectores nicoleños son las zonas inundables cruzando el canal principal. Existe una enorme cantidad de pequeños rincones entre las Lechiguanas y el Paraná Pavón. Una de las ventajas de pescar con un guía que está muchas horas semanales en el agua es que el cliente se ahorra el trabajo de andar buscando la concentración de estos peces tan territoriales.
El lugar elegido para pescar y donde nos mantuvimos todo el día hasta las 16.00 que retornamos a la bajada de pluma del Club del Acuerdo sobre el arroyo Ramallo, era una gran laguna con mucha vegetación en superficie concentrada entre tierra firme y el centro. No es fácil ingresar a los mejores puntos, ya que hay que atravesar en algunas partes esas plantas acuáticas, lo que, por otra parte, protege a las tarariras de los predadores más feroces (dorados y palometas) y los pescadores que matan indiscriminadamente.
La pesca fue excelente, dado que obtuvimos un promedio muy alto de capturas que orilló los dos kilos. La técnica usada fue el baitcast: cañas de acción rápida, con reeles rotativos cargados con mutifibra y las citadas ranitas y ratitas de látex. El tiro debía realizarse rozando las plantas, lo que implicaba que muchas veces el artificial caía sobre ellas, y los señuelos que empleamos tienen un anzuelo doble con las puntas hacia arriba para traerlos sobre la vegetación sin que se enganchen.
Otra de las ventajas de estos plásticos es su blandura: por esta causa, las tarariras los retienen un instante en su boca, a diferencia de los señuelos duros de poliuretano o metal, que los sueltan al instante. Esa fracción de tiempo, que debemos dejar que transite sin apurarnos, permite que el artificial quede más metido en la boca del pez y, por tanto, que la clavada sea mucho más eficaz, máxime usando varas como las descriptas, que se doblan muy poco, en el último cuarto cercano a la punta, y con el multifilamento, una de cuyas propiedades es la falta de elasticidad.
Esta última característica de la línea nos permite solucionar un problema para el que el nailon tradicional no nos ayudaba. Al pescar tan metidos entre las plantas, los señuelos se enganchan. Con la multifibra, tirando suavemente de la línea con un trapo en la mano para no cortarse (es muy filosa por su escaso diámetro y gran resistencia) podemos desengancharlos sin tener que acercarnos con la lancha o vadeando, lo que altera el medio.
Las “gomitas” más rendidoras fueron las Bad Line y Tech, que generaron piques constantes y obligando a la atención de los pescadores para no perder clavada. Los modelos con una pequeña concavidad delantera desencadenan más acción, porque con un toquecito con la punta de la caña producen una burbuja que, por alguna razón que desconocemos, provoca el ataque de este pez. No bien cae el señuelo al agua ya hay que bajar la punta de la caña para no perder lo que puede ser el pique de alguna de las grandotas. Las cañas más eficaces fueron las Tech y St. Croix, aptas para líneas de no más de 17 libras de resistencia. Para contactarse con el guía Matías Jalil, 02477-15-458-710 y matiasjalil19@hotmail.com.
Néstor Saavedra
para Tur Aire Libre
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