Por que insistimos tanto en el aprendizaje a lo largo de toda la vida?
Para qué aprender?
Cuando hablamos de aprender no sólo hablamos de conocimientos en general, de estar actualizados, de estar al tanto de las últimas tecnologías, sino también del aprender respecto de nuestra propia persona, de nuestra propia experiencia.
Hablamos alguna vez de la inteligencia emocional, que nos permite darnos cuenta de lo que sentimos, de lo que nos pasa en relación al otro, como del efecto que nuestra presencia o nuestras palabras producen en el otro.
También inteligencia es poder darnos cuenta de nuestras capacidades, hoy se llaman fortalezas y de nuestras limitaciones.
Si pudieramos darnos cuenta de nuestras fortalezas elegiriamos mejor nuestro trabajo, apostaríamos con más confianza a nuestros anhelos y tendríamos mas fé en nuestros proyectos.
Si sabemos reconocer nuestras limitaciones y las podemos aceptar, también podríamos tomar mejores decisiones.
Siempre me llamó la atención una historia que cuenta Groucho Marx en su autobiografía.
El padre de Groucho se llamaba Samuel Marx, había nacido en Alsacia una región que Alemania le había cedido a Francia, hablaba francés y lo apodaron Frenchie (“el franchute”) también hablaba alemán. Además lo llamaban así por su elegancia, su pasión por el baile y la buena comida.
A Sam le gustaba mucho cocinar, era un gran cocinero…pero trabajaba como sastre, y en ese metier era un “desastre”!!! El se jactaba de que no necesitaba el centímetro para trabajar, decía que era un elemento “trivial e innecesario”, era muy famoso ya que todos sus trajes siempre llevaban una manga mas larga que la otra, o una pierna desigual, o el cuello del abrigo caía chanfleado. De a poco su fama lo hacía tener que buscar clientes cada vez más lejos de su barrio en Nueva York, y como sus trajes siempre tenían un defecto iba perdiendo clientes. Era un hombre alegre y trabajador pero no podía darse cuenta de su verdadero talento…el arte culinario.
La familia era muy grande ya que incluía a su esposa, 5 hijos, los abuelos y algún pariente desamparado…había que mantener toda esa prole…
Groucho comentó en una ocasión: “ Es sorprendente lo dotado que puede ser un hombre para una cosa y lo incompetente que puede resultar para otra. Mi padre debiera haber sido chef de cocina. Solía hacernos la comida y era capaz de convertir un par de huevos, algo de pan duro, unas pocas verduras y un trozo de carne barata, en un manjar para dioses”.
Te imaginás que distinta podría haber sido su vida si se hubiese dado cuenta de esa “fortaleza” esa capacidad que tenía para la cocina y para presentar un plato?
En contraste la madre de Groucho, Minnie, era un desastre sin remedio en la cocina y para las tareas domésticas en general. Sin embargo Groucho cuenta que era una mujer encantadora y extraordinaria. Todos en el barrio iban a buscarla en busca de consejos, ayudaba a todos aquellos que venían con penas de amor, ella recomponía matrimonios en crisis, era alegre inteligente y divertida. Ese talento heredó su hijo.
Ella fue quien consiguió los primeros contratos de los hermanos Marx, invitaba a los productores a su casa y entre las delicias que cocinaba el marido, mas su capacidad de convencer y negociar, impulsó a sus hijos en el mundo artístico …
Groucho dijo:
“Mi madre era una gran mujer, nos reunía, nos mantenía juntos. Nos reunía como si fuesemos flores...se imagina tras todas sus luchas, su sentimiento cuando al final nos vió convertidos en estrellas? Sin ella no habríamos sido nada…”
Que hermoso reconocimiento…
Nos reunía como si fuesemos flores…que poética forma de hablar de su inteligencia emocional. Como algunos padres pueden reunir en el amor a los hijos, otros sólo puede generar competencias y disputas…
Groucho decía que “envejecer es algo que haces si tienes suerte”, jugaba mucho con la idea de la vejez y la muerte.
Billy Marx su sobrino le preguntó una vez que era lo mas emocionante que había vivido en toda su vida…y el le contestó.
-
El momento mas emocionante de mi vida fue cuando el médico me dijo que estaba bien de salud.
-
Hablo del mundo del espectáculo Groucho – insistió Billy
-
Cuando el médico me lo dijo yo ya estaba en el mundo del espectáculo.
Groucho pensaba que no es interesante hablar de la edad. “Cualquiera puede hacerse mayor-decía- todo el mundo envejece si vive el tiempo suficiente”.
Lo mas complejo no es envejecer sino aprender…aprender de los errores, de las experiencas, de los fracasos, de los intentos fallidos.
Aprender no solo de la vida que vivimos… aprender a escuchar, compartir e intercambiar saberes, ampliar experiencias, reconocer quienes somos…
Ya siendo un hombre de mas de 80 años le comentó a Charlotte Chandler, una periodista que escribió y conversó mucho con un Groucho ya mayor…
¿ Sabes cómo me doy cuenta de lo viejo que soy? Porque nadie pronuncia ante mí la palabra “muerte”. Dá la impresión que la gente ya no se muere…
Vivió en su casa hasta los 86 años, el pensaba que uno es dueño de su vida mientras tiene las llaves de la puerta de su casa en la mano…
Cuando cumplió 85 años se hizo una gran fiesta… Elliot Gould, un ferviente admirador, le preguntó:
-¿Cómo estas Groucho?
-¿Comparado con que? replicó…