Mucho hablamos de la necesidad que tiene un profesional de desarrollar su capacidad de escucha, entender su entorno y construir vínculos con actores clave para gestionar los temas de interés de la organización. También es clave que desarrolle su conexión con el negocio de la compañía donde trabaja.
Uno los principales problemas que enfrenta un profesional de asuntos corporativos dentro de una organización es que no sea percibido el valor agregado que aporta su gestión. Peor aún es que éste profesional no sepa claramente como contribuir al negocio en forma concreta y se considere a sí mismo como parte de una “función de soporte”.
El concepto “acumen” nos refiere a la habilidad de pensar con claridad los temas y ayudar a tomar las decisiones adecuadas a cada contexto. Es tener desarrollada la percepción, el discernimiento desde una perspectiva de lo práctico, es tener una mirada aguda, ser perspicaz.
“Business acumen” es esta capacidad aplicada al desarrollo de los negocios. Ser especialista en comunicación o en asuntos públicos no implica trabajar en una agenda disociada de la de la organización donde se trabaja. Es entender en forma simple cuáles son las cuestiones fundamentales para el desarrollo del negocio, los factores que determinan su rentabilidad o pueden afectarla; es poder aportar desde un enfoque práctico a la sustentabilidad del negocio o a su desarrollo.
Hace poco menos de 2 años, un artículo publicado por la consultora McKinsey señalaba la oportunidad que tienen las empresas de desarrollar los departamentos de asuntos públicos o gubernamentales. Se indicaba que cerca del 30% de los ingresos de la mayoría de las industrias, cuando no más en ciertas actividades, está directamente ligado a decisiones del gobierno y su capacidad de intervención en los mercados donde las empresas operan. La conclusión era simple, un departamento de este tipo, bien organizado y enfocado a entender las oportunidades de destrabar o evitar barreras al desarrollo del negocio y a la captura de rentabilidad para la empresa repaga con creces lo invertido en el departamento.
Entendemos así que una organización madura es aquella que entiende que sus directivos pueden aportar a la discusión de temas estratégicos más allá del área funcional de la que son responsables. Un equipo de alta performance es aquel en el que sus integrantes reconocen al otro como persona y profesional, y no por el lugar que ocupa. Un profesional de relaciones públicas que logra el “business acumen” podrá contribuir en forma más plena al desarrollo de la actividad de la empresa donde trabaja, podrá integrar de forma más sencilla sus visiones a la gestión de la estrategia corporativa y será así el mejor puente entre lo que necesita o busca la empresa y el entorno donde opera.