¿De qué sirve recordar el pasado en una terapia?

#SaludMental

Quería iniciar este post con un cuento corto que dice así:

 

Las monas viajeras

Un día las monas decidieron hacer un viaje de aprendizaje. Camina que camina, se pararon y una preguntó:

— ¿Qué es lo que se ve?

— La jaula de un león, el estanque de las focas y la casa de la jirafa.

— Qué grande es el mundo y qué instructivo es viajar.

Siguieron el camino y se pararon sólo al mediodía.

— ¿Qué es lo que se ve ahora?

— La casa de la jirafa, el estanque de las focas y la jaula del león

— Qué extraño es el mundo y qué instructivo es viajar.

Se pusieron en marcha y se pararon sólo a la puesta del sol

— ¿Qué hay para ver?

— La jaula del león, la casa de la jirafa y el estanque de las focas.

— Qué aburrido es el mundo: se ven siempre las mismas cosas.

Y viajar no sirve precisamente para nada. Claro: viajaban, viajaban, pero no habían salido de la jaula y no hacían más que dar vueltas en redondo como los caballos del tiovivo (de la  calesita).

 

Cuento de Gianni Rodari, del libro “Cuentos por teléfono”

Un caso clínico

Voy a ilustrar con un ´pequeño recorte de un caso clínico el tema de la repetición y el pasado y para qué sirve en un tratamiento.

Una paciente con un embarazo avanzado relata con fastidio cómo su madre va a su casa porque necesita una tacita de azúcar, que ni le preguntó de la panza, le dio la tacita y esta se retiró. Esta escena la angustia, una madre que no registra la maternidad de la hija.

La siguiente sesión relata nuevamente con fastidio cómo en una reunión familiar la madre (quién apenas la saludó al entrar sin hacer mención a la prominente panza de la hija), le cuenta con desmedido entusiasmo que una prima lejana de parte del padre (que mi paciente sólo conoce de nombre) está embarazada, a lo que mi paciente le contesta “a mi qué carajo me importa de esa mina si ni siquiera la conozco”, luego se angustia por ponerse de esa manera por tan poca cosa.

Podría seguir mencionando otras escenas, otras situaciones pero todas remiten a lo mismo y el lugar desde donde lo cuenta es el fastidio, la queja y el enojo porque las de su madre “no son actitudes de una madre con su hija embarazada”.

Hasta que un día, no muy lejano llega diciendo que nunca se había dado cuenta de que es siempre lo mismo, se sorprende, se vuelve a angustiar pero esta vez la angustia es respecto de otra cosa: es el percatarse de que siempre mira lo mismo y actúa igual con la madre, es que ella quisiera que fuera diferente y esto es doloroso. Una madre que tras perder un hijo varón y luego nacer ella tuvo dificultades para mirar a su hija y hacerle un lugar en su deseo, un pasado que se repite en cada presente de una madre que sigue ignorando a su hija y una hija que le pasa factura.

Recordar, repetir y reelaborar

La paciente antes sólo relataba lo que percibía, como lo que perciben las monas del cuento por decir algo, sin involucrarse en la situación. Lo que tanto las monas como mi paciente no podían ver era la jaula en la que ambas estaban atrapadas por desconocer, hacer la vista gorda, olvidar el lugar desde donde se miran las cosas.

Seguramente habrá otros encuentros con la madre, otros desprecios, pero ahora la paciente puede ser capaz de aceptar que esta madre se quedó colgada en su propio duelo por la pérdida de otro hijo y que las cosas son así, es la madre que tiene. Ahora se toma con humor las escenas, como si fuera una película cómica y ya no le afectan de la misma manera, puede pasar a otra cosa y mirar para otros lados más interesantes para ella.

¿Para qué hablar del pasado?

En incontables ocasiones he escuchado a gente opinar del psicoanálisis respecto del tema de que para qué hablar de la niñez y del pasado. Quizás cuando los analistas decimos “pasado” no nos referimos a cosas tan arcaicas, quizás pasado puede ser el fin de semana anterior o ayer. Lo que sí me parece fundamental es establecer porque es necesario repetir para que alguien modifique algo, pues bien lo diré en un lenguaje comprensible para bajar un poco la teoría del pedestal: el pasado se hace presenta en cada instante en que el paciente repite situaciones, repite el lugar en el que pone la mirada, el fastidio, el enojo etc. La repetición en el marco de una terapia permite modificar la posición infantil, aliviar el malestar y producir un nuevo lugar más acorde con el propio deseo.

Lic. Marisa Fenochio

mfenochio@yahoo.com.ar