Fulanita, divina al mes de haber parido

#SerMadres

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¿Cuántas veces leyeron titulares como éste? La modelo o actriz de turno, tapa de revista, luce abdominales soñados, posa junto a su marido, ríe con su bebé en brazos…

El pelo de peluquería, el maquillaje impecable, la sonrisa pintada. Y nosotras, las “madres reales”, quienes pasamos el puerperio no hace tanto, recordamos rodetes, ojeras, camisones estirados, interminables topless. ¿Y  qué sentimos cuando vemos imágenes como la de Fulanita, quién “recuperó su figura en tiempo récord” y está “más hot que nunca con su pareja”? ¿Rabia desenfrenada, depresión absoluta, una risa histérica de hiena? ¿Todo eso junto? Bueno, es una hipérbole, claro (o tal vez no).

Ni siquiera se trata de una cuestión de imagen. De estar flacas o no. O de maquillarnos o no. Se trata de que estas fotos nos siguen vendiendo un ideal de maternidad, una forma única de ser madre y esposa, una imagen photoshopeada del puerperio, que tiene un claro mandato implícito: “ser las mismas que antes”. O mejores: porque como madres (no olvidemos) tenemos que poder con todo. Ya mismo. Al mes de parir.

Y en esa mentira perdemos de vista lo más importante: que el puerperio es revolucionario. Que viene a movilizarnos todas las estructuras. Podemos pasar del amor más absoluto al llanto incontenible, de la seguridad plena a la duda constante, del sueño avasallante al desvelo enloquecedor. Sí. Pero también podemos entender muchas otras cosas. Fundirnos en un mundo único, dejarnos llevar por ese torbellino de sentimientos, enamorarnos de nuevo de la vida, atravesar una de las fases más importantes de nuestra existencia de mujeres madres.

Dice la Lic. Yanina Benasus (Psicóloga especializada en embarazo, maternidad y puerperio) “Lo único que resta decir es que a pesar de todo lo movilizante de lo que implica ser una mujer puérpera, cuando logren encontrar esos momentos de tranquilidad, armonía y conexión con su bebé y se vean enamoradas, perdidas en la mirada de ese nuevo ser que llegó para cambiarnos la vida, se darán cuenta de que sólo estamos transitando una de las mejores etapas de nuestras vidas y ojalá desde esa perspectiva, podamos aprovechar este espacio de transformación fascinante.”

Yo me pregunto, ¿queremos perdernos ese viaje y ese aprendizaje por estar haciendo abdominales?