Dexter es un asesino querible. A mi me ha conquistado desde los primeros capítulos. La serie, de la cadena Showtime, trata de un forense de la policía de Miami que tiene una vida oculta: es un asesino serial. Utiliza sus conocimientos científicos para matar sin que lo descubran. Dexter presenció el sangriento asesinato de sus padres cuando era muy pequeño y a partir de algunos indicios, su padre adoptivo (también policía) obervó que Dexter tenía un instinto asesino. Frente a eso, su padre decide ayudarlo canalizando este instinto en “crímenes justos”. Para ello, arma un código en el que se especifica a quién puede matar: la presa de Dexter debe haber matado a alguien injustamente, o debe haber violado a alguien y Dexter debe tener pruebas.
La serie transcurre en Miami, ciudad calurosa y soleada todo el año. Encuentra su escenario perfecto en esa ciudad ya que no es una historia oscura. Tiene algo extraordinario como tienen las historias de ficción pero es la historia de alguien diferente, de quien oculta una desviación pero que trata de hacerla lo más legalmente posible. La tensión está permanentemente presente en la figura de su hermana (otra policía) o de su esposa a quienes les oculta sus andanzas. Nadie puede imaginar que Dexter es un asesino aunque es un tipo raro, introvertido y como todo forense, su trabajo resulta atractivo pero terrorífico. Dexter intenta tener una vida normal para el afuera pero por dentro lo único que quiere saciar es su deseo asesino.
El otro día descubrí un canal llamado Investigation Discovery (ID). Los asesinos seriales han sido protagonistas de muchos programas de Discovery y demás canales que explican casos de todo tipo con la ciencia y que han adquirido un prestigio que sentencia”… pero lo vi en Discovery”. ID es un canal cuyos contenidos son programas sobre investigaciones de asesinatos. Hay distintos programas: sobre crímenes pasionales, vecinos asesinos y demás. Dexter hasta el momento se mantenía al margen de esta explicación de “perfiles neurológicos” de los asesinos. Pero en su octava temporada llegó la Dra. Volge una “neuropsiquiatra” especialista en psicópatas que fue co-autora junto al padre de Dexter del código que ordena la vida de Dexter. Ah! Y la serie forma parte de la programación de ID. Cartón lleno.
Toda esa magia que hacía del caso de Dexter algo único y hasta adorable, lo hace ahora un psicópata más del montón, uno más que disfruta de matar gente, que no tiene sentimiento de culpa ni amor por los otros. Es una serie de calidad y atrapante en todas sus temporadas -excepto por la 6ta temporada, lamentable- pero la temporada final me decepcionó un poco, no quería explicaciones científicas ni saber que Dexter es un caso más de libros sobre psicópatas. Sin embargo, Dexter sigue siendo único por canalizar este instinto asesino en hacer justicia, es un Robin Hood sangriento. El protagonista sigue luchando con este instinto, se desvía en algunos casos y pone a su familia en peligro. Pero lo que siempre está presente es “podría haber sido peor, podría haber matado gente inocente y estar en la cárcel”. ¿Pero eso es realmente peor a que asesinen a su esposa y a traumatizar a su hermana al enterarse de toda la farsa que vivió estos años? Son las preguntas sin respuesta que te atraviesan al ver esta serie cuyas primeras temporadas están inspiradas en el libro Darkly dreaming Dexter de Jeff Lindsay.
Si bien esta última etapa me está decepcionando un poco tal vez sea un buen cierre, no me quiero anticipar, sigo viendo las aventuras de Dexter. Michael C. Hall encarna perfectamente a Dex, es muy buen actor, ya lo había demostrado en Six Feet Under al jugar el rol de David, otro personaje creepy, enroscado y adorable. Los invito a meterse en esta serie atrapante, que pese a formar parte de la programación de Discovery Investigation y a que una neuropsiquiatra quiera convencernos, Dexter no un asesino del montón.