Me gusta pensar a la familia funcionando como un equipo, a cada uno acuñando el rol que juega para desplegar y poner en práctica su mejor saber, su habilidad para salir a la cancha de cada día, enfrentar el adversario de las dificultades cotidianas y a la noche bajar la persiana levantando la copa del triunfo, ganaron un día más de unión, siguen estando juntos.
En el momento en que dos personas se unen para formar una familia hay ciertos conceptos básicos que deberían estar presentes y funcionar casi de manera automática, sin embargo esto no ocurre así de sencillamente, entonces conviene recordarlos cada tanto.
Un ejemplo es trabajar en el amor, pareciera que es un sentimiento básico en esta unión y lo desatendemos. Considero que se define en su construcción, es el más sólido y difícil de vencer justamente porque requiere de mucho trabajo, esfuerzo y tiempo formarlo. Tiempo que contiene hechos trascendentes, tiempo compartido, situaciones vividas, algunas alegres, felices, otras complicadas, tristes. Intimidad que desnuda lo bello y lo miserable de cada uno, intimidad que se comparte. Tropezar, caer e incluso arrastrar al otro y lastimarlo pero luego poder levantarse aunque a los tumbos y seguir juntos, querer darle una oportunidad más a esa unión, salir fortalecidos porque el tiempo se puede llenar de otras situaciones nuevas, agradables, divertidas, de armonía y acuerdos, de complicidad.Cuando los recuerdos se suman unos tras otros, cuando en ese abarajar y dar de nuevo tenemos algo de suerte, recibimos cartas buenas, esas que nos aseguran que vamos a ganar el partido, obtenemos uno de los premios más importantes de la vida, el amor.
También me referí a los roles que tiene cada miembro de la familia, éste es un tema complejo, en general nos resulta más simple ver las diferencias de los demás como motivo de separación y no como lo que realmente son, singularidades, las cuales abordadas como tal no deberían ser tan conflictivas como pueden llegar a serlo. Sería bueno lograr optimizar las capacidades de cada persona y aprovecharlo para sumar. A veces utilizamos más energía de la necesaria en discutir sobre las carencias de los miembros de nuestra familia y creo que esto tiene que ver con la incapacidad de conocerse y aceptarse, de la exigencia de pretender que todos hagan todo. En ocasiones ayuda poder esclarecer los roles de cada uno, hablar sobre esas distintas funciones que padres e hijos vamos tomando a lo largo de esa construcción familiar, revisar si son roles asignados, adjudicados, adquiridos de manera voluntaria o impuestos por los demás. Al darle un espacio y poder acordar sobre ésto de alguna manera no sólo se reparte la tarea sino que la misma no nos resulta ardua, no pesa ni se convierte en futuros enojos o motivos de reclamo. Pensar que no debemos ajustarnos rígidamente al rol, nos sirve para saber que cada uno tiene un valor agregado, lo que nos distingue positivamente del otro.
Me sirvió la comparación con el equipo porque me parece un claro ejemplo donde cada uno juega en el mejor lugar donde se desempeña, tratar de que un delantero sea arquero es llevar al equipo a la derrota y si entendemos que todos jugamos para lo mismo, para permanecer juntos porque es lo que nos hace feliz, quizás podamos dejar que cada uno despliegue su potencial, juegue el juego de la vida familiar como compañeros elegidos y de esa manera lograr dar la vuelta olímpica con la copa de oro en mano.