Cuántas veces pasa que, según nosotros de repente nos dejan, el amor de la persona dueña de nuestro más profundo sentimiento se esfuma, entonces pedimos explicaciones, no entendemos. Habría que prestarle atención al “de repente” y tomar conciencia de que todo lo profundamente socavado no se tapa con un puñado de tierra. No creo que el problema esté ni en la profundidad ni en lo consolidado, muchas veces ocurre que llegamos a construir el amor junto a otra persona pero lentamente y no de repente puede empezar a desaparecer.
Y vale expresar lo penoso que considero el hecho de que esto muchas veces puede ser evitable, el desamor es un proceso que como todo proceso ocurre por varios motivos, que como todo proceso se toma su tiempo, saber que esto está ocurriendo es un punto de partida para poder hacer algo al respecto, para intentar evitar un desenlace triste o aunque el mismo de todas maneras ocurra ayudaría a que no nos tome de sorpresa. Así como concibo la idea de que desaparezca me cuesta entender que ocurra súbitamente.
Portazo, charla con lágrimas involucradas de parte de ambos, toparse con un mail con palabras encantadoras pero dirigido a otro; cualquiera sea la manera, una vez más no importa el qué sino el cómo. La imagen es triste porque no es sólo el sentimiento de abandono sino también de sorpresa por haber sido abandonado. En estos casos creo que el mayor responsable de sentirse sorprendido es uno, no es quien lo hizo sino a quien se lo hicieron y el motivo es de hecho bastante simple
Es no haber querido mirar y elegir ver
Es no haber querido escuchar y elegir oír
Es no haber tenido ganas de ponerse a trabajar y haraganear con la idea de que “la casa está en orden” (a lo Alfonsín).
Tomo la figura de la casa para poder ejemplificar mi pensamiento, aunque esté construída sobre bases sólidas y con materiales de excelente calidad puede de todas maneras surgir algún deterioro a través del tiempo. Al mismo podemos arreglarlo, elegir no mirarlo o taparlo. Si lo arreglamos el deterioro desaparece, con cualquiera de las otras dos opciones sigue estando, en el mejor de los casos se mantiene pero en general contrario de que esto ocurra se agranda, empeora. En términos generales hay muestras de deterioro, el mismo es paulatino, para que haya una mancha de humedad primero tiene que llover, después la pared comienza a teñirse de un color distinto y un día es mancha.
A los que les cuesta el mea culpa dirán que el otro de repente enloqueció, les costará comprender cómo los han dejado si ellos no han hecho nada, le preguntarán y se preguntarán por qué no les avisaron que necesitaban tal o cual cosa pero la situación será siempre la misma, llena de interrogantes. Los mismos tienen respuesta cuando éstas se formulan. Ayuda prestar atención, sin estar en estado de alerta, solo atender lo que pasa en la vinculación con el otro, a los cambios en relación al trato, a la diferencia en las acciones del otro que en definitiva es lo que hace que algo exista, es lo que convierte la imaginación en realización . Con sólo tener ganas de notar que la otra persona ya no actúa igual, que cambió su modo de relacionarse, que su amor se está transformando en algo que ya no nos llega de la misma manera. A veces es más fácil optar y hacer de cuenta que no pasa nada, justificar cada pequeña muestra de desamor del otro con cansancio, exceso de trabajo, crisis económica o estres. Sin embargo cuando lo pensamos en términos cotidianos, a todos en más o menos grado nos afecta lo mencionado anteriormente pero cuando nos sentamos a comer y enfrente tenemos un buen plato de pizza, sushi o asado (cualquiera sea tu preferencia culinaria) apoyamos la espalda contra el respaldo lo miramos con un brillito en los ojos, lo comemos, saboreamos y disfrutamos PORQUE NOS GUSTA, en ese momento aunque dure media hora podemos hacer un paréntesis y dejar a los conflictos de lado. Los que tenemos hijos, a la noche, aunque estemos cansadísimos o nos hayan hecho enojar, si hace frío antes de dormirnos pasamos por su cuarto y nos aseguramos que estén bien tapaditos, PORQUE LOS AMAMOS.
Hay algún momento del día en que tu pareja te disfruta, que notas que le gustas, que sentís su amor? Puede que no, entonces elegí saberlo, así no te toma de sorpresa.
Por: Clr. María Grazzini