“Cuando hay hambre no hay pan duro”, asegura el histórico refrán que con el transcurrir de los años no ha hecho más que reafirmar su vigencia. Frase habitual en regiones del mundo postergadas como África y América Latina, desde el inicio de la crisis mundial en septiembre de 2008 también comenzó a escucharse en un continente inesperado hasta ese entonces: Europa. Y entre la mayoría de rubros a los que abarcó hubo uno muy particular: el fútbol.
Los problemas económicos en las ligas del Viejo Continente, incluidas las tres más importantes (Inglaterra, Italia y España), forzaron la implementación de un alto grado de austeridad a la hora de las contrataciones, una tendencia que se mantiene en la actualidad. Ni siquiera los clubes más poderosos pudieron mantenerse al margen del sombrío escenario, y a sus rivales medianos y pequeños no les quedó otra que agudizar el ingenio para conseguir dinero y así mantener equipos con un cierto nivel competitivo.
Sin dudas de que Grecia fue (y es) uno de los países más afectados por el colapso financiero global, y por eso fue justamente allí donde se vio uno de los mayores niveles de inventiva al momento de obtener recursos para seguir a flote.