Por: Pablo Calderón
En próximos artículos vamos a analizar cómo armar un plan de negocios y cada uno de sus componentes, ya que esto nos permitirá llevar adelante nuestro proyecto. Pero hoy quiero detenerme en por qué necesitamos un plan de negocios.
Conversando con amigos y compañeros de trabajo, siempre surge el “sueño” de vivir en una isla o playa del caribe, colocar una pequeña barra y vender tragos, cocos y algún que otro tentempié para pasar el día. Seguramente muchos de ustedes habrán soñado lo mismo. Otras de las grandes ideas es armar una cabaña en algún lugar alejado de la región patagónica y alquilar habitaciones a turistas extranjeros.
Siempre la idea es buscar la forma de trabajar menos y más tranquilos, pudiendo disfrutar de la naturaleza, amigos, familia y lejos del estrés de cualquier metrópoli. Además de manejar nuestros horarios y tomar la decisiones que creamos convenientes en el momento que consideremos más oportuno, dicho en otras palabras, hacer lo que queremos cuando queremos sin nadie que nos supervise o nos diga qué y cómo hacerlo. Sin duda es tentador para muchos de nosotros, pero…acá estamos.
Siguiendo la conversación, y tratando de bajar un poco más a tierra, pensamos en encontrar una opción algo más viable y razonable acorde al estilo de vida que actualmente llevamos, entonces arrojamos ideas, algo así como un braingstorming…por ejemplo, un sitio web “original”, un lavautos “diferente”, un quiosco “innovador”, un bar “con onda”, etc… entonces la cosa se pone un poco más seria y no todo es tan fácil como pensamos.
Surgen algunos interrogantes: ¿cuánto dinero necesitamos para comenzar? ¿dónde ubicamos el punto de venta? ¿cuántas personas cercanas a ese local están haciendo lo mismo? ¿cuánto cobran por ello? ¿cómo obtienen la mercadería o los recursos necesarios para prestar el servicio? ¿cómo se dan a conocer? ¿cuántas personas necesitamos como colaboradores? ¿podemos hacerlo nosotros mismos? ¿cuánto necesitamos facturar para cubrir los costos fijos e impuestos? ¿¿y para vivir??
Y si…comienzan a salir a luz algunas variables que hacen más compleja la situación a la hora de tomar la decisión, todas ellas pueden definirse conceptualmente y estructurarse con diferentes herramientas que nos facilitarán tomar decisiones correctas; una de ellas es el Plan de negocios.
Objetivos estratégicos, producto, mercado, competencia, proveedores, clientes, recursos humanos, inversión inicial, modelo de negocio, financiamiento, metas de facturación, puntos de equilibrio, procedimientos administrativos, campañas de marketing y publicidad, medios publicitarios, alianzas estratégicas…ufff…mejor me quedo tranqui en mi escritorio ¿no?
Estos conceptos podemos desarrollados en el Plan de Negocios, el cual fue diseñado para estructurar y sintetizar lo que el negocio es o será a futuro, de manera tal que no olvidemos las principales variables a analizar. Algo que siempre trato de recalcar es que no se trata de una herramienta estática, sino, todo lo contrario. Por lo general, el Plan de Negocios es un documento dinámico que en constante evolución. Se trabaja sobre cada aspecto y haciendo cada vez más preciso el análisis de las variables en cuestión. Digamos que hacerlo y “cajonearlo” es simplemente una pérdida de tiempo…
Quiero compartir algunas aplicaciones de un plan de negocios según Wikipedia:
- Constituye una herramienta de gran utilidad para el propio equipo de promotores ya que permite detectar errores y planificar adecuadamente la puesta en marcha del negocio con anterioridad al comienzo de la inversión.
- Facilita la obtención de la financiación bancaria, ya que contiene la previsión de estados económicos y financieros del negocio e informa adecuadamente sobre su viabilidad y solvencia.
- Facilita la negociación con proveedores.
- Captación de nuevos socios o colaboradores.
- Definir diversas etapas que faciliten la medición de sus resultados.
- Establecer metas a corto y mediano plazos.
- Definir con claridad los resultados finales esperados.
- Establecer criterios de medición para saber cuáles son sus logros.
- Identificar posibles oportunidades para aprovecharlas en su aplicación.
- Involucrar en su elaboración a los ejecutivos que vayan a participar en su aplicación.
- Nombrar un coordinador o responsable de su aplicación.
- Prever las dificultades que puedan presentarse y las posibles medidas correctivas.
- Tener programas para su realización.
- Ser claro, conciso e informativo.
Para finalizar, les cuento que actualmente existen sistemas que nos van guiando paso a paso en el proceso de elaboración de un plan de negocios. Se trata de software especialmente desarrollado para este fin, lo cual es de gran utilidad. Como verán, de a poco vamos descubriendo que la tecnología nos acompaña en cada etapa de la empresa, y hoy es un recurso imprescindible para la productividad de las mismas.