Por: Luciana Calcagno
El post anterior fue sobre dos documentales de comida que tenían varios puntos de contacto pero eran, también, diametralmente opuestos.
En este veremos que sucede algo similar: Kings of Pastry (2009, dirigido por la fantástica dupla que integran D.A. Pennebaker y C. Hegedus) y Cooking History (2009, Peter Kerekes) son, en apariencia, documentales sobre comida y esfuerzo, sobre alimentos y éxitos o fracasos. Pero tienen una diferencia fundamental: el primero es sobre la exigencia, el segundo sobre la supervivencia.
En Kings of Pastry asistimos (maravillados, hay que decirlo) ante la magia sin fin que brindan los pasteleros franceses compitiendo por el premio al mejor “obrero” de Francia, concurso que se celebra una vez cada cuatro años, y cuyo premio los convierte en los Dioses de Todo lo Dulce.
Este galardón, sin temor a exagerar, es cuestión de Estado, ya que refleja esa vieja obsesión por el perfeccionismo y la necesidad de ser los mejores en todo –o al menos en algo– que caracteriza al pueblo francés. Por eso mismo los cocineros se pasan meses diseñando “esculturas” dulces, exquisitos profiteroles y chupetines de chocolate. Acá se retrata ese proceso: Pennebaker y Hegedus los muestran obsesionándose con detalles, tirando a la basura postres que parecen perfectos solo porque “la mousse tiene demasiado azúcar” (como si eso fuera alguna vez un problema) o llorando porque sus creaciones se desmoronan. También los siguen cuando se pelean y se insultan para después amigarse y apoyarse. Y, sobre todo, se quedan ahí para la hora de las envidias, los celos y –lo más importante– la entrega del premio.
Lamentablemente no todos pueden pertenecer a esa hermosa, perfecta y dulce minoría que es la de los Mejores Obreros de Francia, pero por suerte nosotros podemos, durante una hora y media, devorar con los ojos esos dulces manjares que los muchachos cocinan con tanto amor, y soñar con que algún día probaremos algo similar. La película pueden bajarla de acá.
Les dejo esta escena, en la que podemos observar a Jacquy Pfeiffer, uno de los pasteleros que mayor protagonismo tiene en el documental, armando una super estructura de chocolate:
En esta galería pueden deslumbrarse con todos los pasteleros en acción.
Ahora pasamos a algo menos glamoroso, pero que conlleva iguales cuotas de esfuerzo, amor y dedicación. En Cooking History, Peter Kerekes ingresará en el universo de algunos ex cocineros de los ejércitos involucrados en las diferentes guerras que sacudieron a Europa en el Siglo pasado. Allí obtendrá 11 recetas (atención con esto, ya que es la “pizca” cómica del documental) y tratará de salir lo menos salpicado posible de esta mezcla que tiene 60.361.024 muertos en su haber. Y si pensaban que solo los pasteleros de Kings of Pastry eran artistas, pueden cambiar de opinión viendo a un ex cocinero checheno decirnos que cuando estaba por recibir a miles de soldados hambrientos se enteró que no quedaba más carne y tuvo que alimentarlos sólo con azúcar, avena y grasa. Y es que la vida sigue y los soldados deben comer, dicen con mucha razón en el documental.
Kerekes consigue testimonios demoledores y espeluznantes que van desde el relato de una venganza judía que se manifestó en forma de miles de panes con arsénico para el consumo de los nazis hasta el de un hombre que le negó azúcar a una niña moribunda porque “no podía desobedecer órdenes”. También hay lugar para las divertidas anécdotas del hombre que le probaba la comida al Mariscal Tito “para chequear que no estuviera envenenada”.
Cooking History
Estos héroes anónimos que pueblan el documental saben que los soldados se sienten más seguros y menos atemorizados cuando van a matar (o a morir) con el estómago lleno, y es por eso mariscque su trabajo es tan importante. En Cooking history podemos, por primera vez, verlos y escucharlos. Y gracias a esto pensar la historia desde un costado nuevo e inexplorado. Por eso, el de Kerekes no es el clásico documental de alegato contra la guerra. Es un alegato, sí, pero mucho más atípico y apetitoso, más divertido y emocionante. En definitiva, mucho más parecido a la comida que a la Historia.
La película pueden encontrarla acá.
Y si les gustó la foto de arriba, dense una vuelta por este sitio.