Por: Miguel Rothschild
Por fin me animé y decidí no postergar mas el viaje y salir a cazar un sueño que hace tiempo rondaba por mi cabeza. Estaba encerrado en una lucha interna ya que los miedos y la enorme cantidad de precauciones recibidas, terminaron por paralizarme por un rato, hasta que finalmente mi pasión por vivir una experiencia única logró imponerse y decidí ponerme en marcha. Ese momento o instante de reflexión se transformó en un punto de inflexión, que dura apenas unos segundos, y sino lo capturas, chau sueño!
Una de las “sensaciones” que mas me atrapaba era la de poder llenar el aunque de nafta e irme ” a la mier…”, solo parando para poner mas combustible y seguir andando y escalando por el mapa de América.
Cuando quede solo en Lima decidí aferrarme a la rutina de horarios, la alimentaria, de aseo personal, de ejercicio físico, y evitar manejos nocturnos. Esta pequeña disciplina me ayudó a pasar momentos difíciles, incluso aquellos donde me asaltó la idea de claudicación.
Con respecto a los interminables controles policiales en todo el camino, el saludo inmediato de ” buen día oficial”, darle la mano y presentarme, me relajo mucho ya que son relaciones con las que no logro sentirme cómodo!
El objetivo del viaje era obviamente disfrutar mucho del mismo, cuidar el auto y asegurarme que llegaba a destino. Si bien viajando solo el disfrute no se puede compartir, estoy seguro haber logrado todos estos objetivos.
Fui gratamente sorprendido por la enorme calidez de la gente en casi todos los lugares, y sin lugar a dudas, recomiendo con entusiasmo la visita a Cuenca, Quito, Medellín, Cartagena de Indias, San Antonio y Nueva Orleans.
Estar comunicado en forma intensa, por voz y datos es un gran aliviador de angustias repentinas. El celular pasó a ser el elemento más valioso después del auto. Con el auto, que por momentos para mi era un ser ” vivo”, hablaba en forma permanente, y ayer me despedí dejándolo en un depósito fiscal y deseándole buen viaje en barco de regreso a Buenos Aires. Es parte de mi pequeña locura.
Yo por suerte regresó el martes por avión a reencontrarme con todos mis afectos.
Gracias a todos por estar. Hasta la próxima!