Por: brujitomaya
Uno de los pasajes de la Biblia Cristiana rodeado de más misterio, y que muchas veces pasa inadvertido para el lector común, es la visita de los tres Reyes Magos. ¿Quiénes eran estos enigmáticos hombres que viajaron a través del desierto para asistir al nacimiento de un bebe al que llamarían “el Rey de los Judíos”? El hecho de que sean tres Reyes no es un dato menor, un Rey no abandona su trono, su reino, para ir detrás de una estrella, a lo sumo envía a sus emisarios para que viajen hasta allí y le traigan información. Pero estos no eran reyes comunes, eran Reyes “Magos” ¿qué significa esto? Es muy curioso que la Biblia mencione a estos Reyes como magos, ya que la tradición judeo cristiana no avala la práctica de la magia, y en muchos párrafos de la Biblia incluso reprueba a los “falsos profetas y adivinos”. ¿Por qué hacen una excepción con ellos? ¿Quiénes eran estos Reyes? ¿Qué tenían de especial y los diferenciaban del resto de los magos y adivinos? Podemos aportar un dato importante, aunque no se mencione en la Biblia sabemos que en aquel tiempo existían Sociedades Secretas, gnósticas, que guardaban conocimientos ocultos que no eran revelados al común de las personas. Podemos deducir que estos Reyes tenían una información clasificada y sabían que el Cristo, anunciado en las escrituras, iba a nacer en Belén. Para descubrir el lugar de nacimiento debían dejarse guiar por una estrella, una luz muy grande brillando en el firmamento, reconociendo también que los tres reyes magos eran expertos conocedores en el arte de la astrología.
La clave de la estrella de Belén
El astrónomo Michael Molnar trató de identificar ¿cuál era esta estrella a la que hace referencia el pasaje bíblico? Una posible explicación podría ser el ocultamiento de Júpiter detrás de la Luna en Aries, en el año 6 AC. Esta hipótesis se basa en la forma que por entonces se conmemoraba el nacimiento de los reyes. Unas monedas romanas registran este evento con la aparición de Júpiter sobre la constelación del nuevo rey. Estas monedas ubican una estrella y la imagen de un cordero (“cordero de Dios”) que podrían simbolizar la llegada del mesías anunciada por los tres reyes magos.
Al llegar hasta el pesebre donde se encontraba María, José y el niñito Jesús, los Reyes Magos dejan como obsequio (¿ofrenda?) oro, mirra e incienso. Este es otro punto interesante, habían recorrido largos caminos llevando el oro, corriendo el riesgo de ser asaltados por bandoleros y malechores, la Biblia no menciona escolta alguna ni ningún tipo de medidas de seguridad. Aún así llegan hasta dónde se encontraba Jesús sanos y salvos, esquivando a los guardías de Herodes. En la antigua Alquimia, el oro representa sabiduría “el oro de la conciencia”, así los alquimistas podían convertir el plomo (lo más burdo de la materia) en oro. El incienso era utilizado para la purificación y limpieza de los lugares sagrados, transmutando las bajas vibraciones. La mirra era utilizada para untar los cuerpos de los muertos, para asegurar la transmigración de su alma al más allá. De esta manera los tres Reyes Magos preparaban el camino del Mesías para cumplir con su Misión en la tierra.
En nuestra tradición, el día 5 de enero por la noche, debemos poner junto al arbolito de navidad nuestros zapatos, un tazón con agua y pasto para los camellos. Los zapatos simbolizan nuestro andar, las acciones que debemos emprender para realizar nuestros objetivos. El agua y el pasto nos dan una importante enseñanza: para recibir, primero tenemos que dar. La vida nos da lo que nosotros ofrecemos a la vida.
Gabriel Rugiero “El Brujito Maya”
(se agradece su difusión citando la fuente)