Por: Emilio Fatuzzo
Un Koan es una pregunta que el maestro zen plantea al discípulo para que la medite, analice y luego dé una respuesta. Este enigma es en esencia absurdo o imposible de contestar de manera lógica. Y precisamente ésa es su finalidad: hacer que nuestro punto de vista individual se abra a lo universal, que comprendamos que el intelecto (palabras, palabras, palabras) no sirve como respuesta. Hay que entender que un Koan no sirve para demostrar cuan inteligente o ingenioso o astuto o tonto se es. Los Koan tienen una importancia esencial. Si la respuesta del Koan nos deja igual que antes, es que no se ha resuelto nada. Hay quienes emplean veinte años en encontrar una solución.
Resolver de verdad un Koan es pasar por un cataclismo mental que hace derrumbarse nuestras opiniones, nuestros puntos de vista, nuestro equilibrio moral y que, disgregando cualquier autoconcepto, nos sumerge en el vacío. Si queremos que nuestra vida cambie, tenemos que lograr una mutación mental, abrir las puertas a la intuición y a las energías creativas, considerar a nuestro inconsciente como nuestro aliado.
Les dejo una lista de varios Koan:
Éste es el sonido de dos manos. ¿cuál es el sonido de una mano?
¿Cómo sacarías una oca de una botella sin romperla ni dañar a la oca?
¿Tiene un perro la naturaleza de Buda?
¿Cómo era tu rostro original antes de que nacieras?
¿Cómo podrías caminar en línea recta por las cuarenta y nueve curvas del sendero de la montaña?
¿Cómo sacas una piedra del fondo del mar sin mojarte las mangas?
No comienza, no termina. ¿Qué es?
¿Quién puede quitar el collar al tigre feroz?
¿Cuál es la naturaleza del Buda?
¿Qué haces cuando no se puede hacer?
El maestro zen Taisen Deshimaru dijo: “Cuando resuelves un Koan automáticamente resuelves todos los demás. Si investigas sin cesar un Koan, en una completa concentración, tu imagen de ti mismo será destruida. Frente a ti se extenderá un abismo vacío sin sitio donde apoyar los pies. Enfrentarás a la muerte. Sentirás que en tu pecho arde una hoguera. Y de pronto serás sólo uno, tú y el Koan, lejos del cuerpo y de la mente. Irás lejos. Penetrarás sin error en la fuente esencial de tu propia naturaleza”
Yo por mi parte hace quince años que trabajo en resolverlos. Por momentos me siento cerca de algo y por momentos estoy muy lejos de descifrarlo. Habrá que seguir trabajando con esperanzas… Seguiré, seguiré y seguiré!