Por: Hernan Gauna
“…el mero hecho de utilizar la escoba: hay que sujetar el mango con ligereza
y hacer llegar el ki hasta los pelos del cepillo, utilizarlo con agilidad,
ligereza y fuerza. El principio es el mismo que para
el sable o el bastón.”
Tamura Nobuyoshi, “Aikido, etiqueta transmisión”
Un aspecto muy importante de la práctica del Aikido y a veces olvidado por los instructores, es la limpieza. No solo el aseo personal, del que ya hablaremos específicamente en algún momento, sino del dojo.
Palma Sensei, en una clase de Danes (alumnos que han alcanzado la graduación de 1er Dan), a la que asistí hace poco remarcaba al finalizar la misma, lo importante que es participar en la limpieza del tatami y sus aledaños luego de la prác
tica.
En ese mismo encuentro, relataba la actitud de una practicante que se quejaba por tener que realizar estas actividades diciendo que ella pagaba la cuota mensual y que no le correspondía ocuparse de limpiar el dojo.
No debemos olvidar que el dojo no es un gimnasio, sino un lugar adonde concurrimos a pulir el espíritu y el cuerpo. Por lo tanto, cuando lo limpiamos estamos, en definitiva, limpiándonos a nosotros mismos.
Debemos mantener el orden no solo en el tatami, sino también en los baños y en las zonas de recepción, para que de esa manera cuando nos vayamos quede todo tanto, o más ordenado que cuando llegamos.
En Japón, al finalizar la práctica, todos los participantes se esfuerzan y se apuran a limpiar todo, y los que más se esfuerzan son aquellos de mayor graduación. Primero porque es un honor hacerlo y además, porque se enseña con el ejemplo más que con la palabra.
Así que la próxima vez que concluyamos un entrenamiento, dediquemos uno o dos minutos a colaborar con la limpieza del tatami, estaremos en definitiva mejorando nuestro Aikido.
Soji onegai shimasu!!