Por: Yanela Biancardi
¿Alguna vez realizaron el ejercicio de preguntarse cómo será nuestra familia, nuestro barrio, el país o el mundo dentro de mucho tiempo? A mediados del siglo XX, los habitantes del globo imaginaban un nuevo siglo con autos voladores, vestimenta metalizada y automatización total de, incluso, los aspectos más cotidianos e íntimos de nuestra vida. Ver películas o publicaciones de esa época hablando al respecto es, hoy, muy simpático.
Ahora les propongo que nos metamos en la máquina del tiempo y viajemos al año 2115. A mí me interesaría recorrer eventos, para ver cómo hubiese sido mi vida de haber nacido una centuria después.
Según tendencias mundiales y predicciones de especialistas, el mundo de los eventos dentro de 100 años ya no será híper tecnológico. Así como ahora tendemos a incorporar cada novedad en nuestro mundo laboral para un mejor producto final, en el futuro esta etapa habrá sido superada. ¿Pero en pos de qué? Del trato interpersonal. Actualmente, ninguna herramienta obvia que en su utilización y fin se encuentra un humano: nuestro cliente, sus invitados. Eludiendo este punto vamos a estar lejos de alcanzar el éxito. En el futuro, esta postura se acentuará de tal manera que los eventos estarán instrumentalmente despojados. Serán personas frente a personas en una fiesta, un congreso, la presentación de un producto. Protagonistas y espectadores, emisores y receptores sin más que un mensaje que transmitir.
Y en este último punto serán centrales las relaciones sociales. Lo que hoy denominamos networking -actividad orientada a afianzar nuestra red de contactos profesionales- ya ni siquiera será un ítem en la timeline sino que estructurará el evento mismo. Será, casi casi, su razón de ser, sin importar la cantidad de pantallas led con las que cuente el recinto ni el espectáculo de fuegos artificiales que se ofrezca.
En tanto, se vislumbra que en los eventos del mañana ocupará un lugar central el entorno natural. En concordancia con la tendencia mundial hacia un planeta en estrecho contacto con la naturaleza y la comunidad circundante, ningún evento será exitoso si no está inmerso en su contexto y su espacio. Así, los grandes salones darán paso a los sitios al aire libre, y el cuidado del medio ambiente ya no será un ítem a destacar sino que se habrá vuelto inherente a nuestro comportamiento. Disfrutar del sol, los pájaros y las mariposas se volverán los espectáculos que un OPE ofrecerá a sus clientes.
Comunidad, relaciones interpersonales y naturaleza, las palabras clave de los eventos dentro de 100 años.
¿Se te ocurre alguna otra idea de cómo será un congreso o una boda en 2115?
¡Espero tus comentarios!
Yanela Biancardi