-“No lo puedo parar Gervasio, he llegado -y lo digo con vergüenza- a hacer mis necesidades parado al lado de la máquina para no cortar la racha, estoy loco, lo sé”
-“Es más fuerte que yo, pienso todo el día en el juego; ya en el taxi, se me pone la boca seca, tengo palpitaciones; me agarra como un estado de desesperación, de abstinencia”
-“Cruzo la puerta del bingo o las maquinitas y me pierdo, es una suerte de estado narcótico; he llegado a estar veintidós horas jugando sin parar, casi sin hidratarme ni ir al baño, mi marido ya no sabe qué hacer”
-“Entro en un estado en que el mundo desaparece, nada importa, sólo las cartas o esa ruleta…me pierdo, no me importan mis hijos, mi mujer, mi trabajo… no me importa nada. Es, y se lo digo de verdad, como cuando uno tiene sexo, que se pierde la cabeza y se olvida de todo, pero haciendo algo que uno sospecha que le hace mal”
-“Mi padre era jugador, mi infancia fue de lo más rara: llegábamos a Mar del Plata a una casa increíble, llenos de lujos, y a los tres días teníamos que volvernos porque papá se había quedado sin nada, los vecinos nos daban para la nafta, si es que todavía había auto…yo no entendía, era chica”
-“ Ya no sé qué hacer con mi vieja, está todo el día en las maquinitas, casi ya no ve a sus nietos, mis hijos, no acepta que le diga nada, es negadora, se pone irascible, me ataca o me trata como enferma a mí, que estoy delirando, me dice. Ahora entiendo el por qué era y fue siempre una madre ausente, ahora sé donde estaba”
Queridos lectores de “Herramientas Psicológicas”… ¿duro verdad? Estos relatos, sacados de mi trabajo diario, son sólo algunas imágenes elegidas para que ustedes puedan comprender, imaginar, “la fuerza impulsiva e imparable” que suele gobernar al jugador, son casos ya muy avanzados, es cierto: la ludopatía, como enfermedad, es algo que se va instalando de manera progresiva, siempre de menos a más; y digo esto para que podamos entender que se puede identificar cuando se está gestando, y detenerla, antes de que la catástrofe ya esté instalada, y los fondos que se toquen sean irreversibles.
La ludopatía, o adicción al juego, como quieran llamarlo, es una enfermedad, acaso de las más salvajes: es un tipo de trastorno de la conducta y de los pensamientos que puede empujar a la persona, y a su entorno, a una vida llena de angustia y sobresaltos. Y digo salvaje como expresión de algo “indomable”; porque ese impulso que “toma” al sujeto y lo lleva a jugar una y otra vez, es así, imparable. La persona está literalmente “arrasada” por esa fuerza interna (impulso) y no puede parar de hacer aquello que le hace daño. Pero no es solo jugar; el juego está todo el tiempo en la mente del jugador, de manara obsesiva e intrusiva, digo: piensa todo el día en el juego, y no puede frenar esos pensamientos, y luego pongo “en acto” esos pensamientos”. Continuar leyendo →