Por: Adrián Bono
El viernes 1ro de marzo a las 23:59 hs (hora de Washington) el reloj finalmente marcó cero.
A partir de hoy toda la infraestructura económica y social de Estados Unidos se cae a pedazos como un Jenga destartalado. El nivel de desempleo rompe todos los récords, hay hambruna generalizada, cierran agencias gubernamentales y cuidado con un bombardeo nuclear de la Unión Soviética, que puede llegar a hacer un regreso inesperado, como alguna vez pasó en un episodio clásico de Los Simpson.
Si esta descripción apocalíptica les parece exagerada (lo es), no deja de reflejar el mensaje alarmista que se repitió en las últimas semanas en los pasillos de Washington DC (y por consecuencia en los canales de televisión de todo EEUU) sobre los efectos devastadores del sequester, un artilugio legal pergeñado por republicanos y demócratas como último recurso de recorte presupuestario bajo la suposición de que nunca se llegaría a tal extremo.
Supusieron mal.
Sequestration (pronunciado “secuestreishon”) es un concepto de política económica relativamente desconocido para el pueblo estadounidense que implica un recorte automático e indiscriminado de gastos en todas las áreas del gobierno federal sin importar sus consecuencias. Y ayer a la medianoche, tras una retahíla de fracasos en las negociaciones que hacen que las discusiones entre el PRO y el Frente para la Victoria parezcan de jardín de infantes, el tiempo de charlas se terminó y se activaron esos recortes que nadie tomaba en serio.
Como se que a muchos les aburre aprender sobre economía (yo me incluyo), voy a tratar de atacar las dudas más frecuentes sobre el efecto sequester de la forma más didáctica posible:
- ¿A quién se le ocurrió crear semejante delirio?
- ¿O sea que “sequester” no tiene nada que ver con secuestrar a nadie?
No. Lo que hace esta provisión es recortar obligatoriamente $85,4 mil millones de dólares del presupuesto federal de este año. Y no termina ahí. El año que viene también. Y el que viene. Y el que viene. Y así se espera que se recorten unos $109,3 mil millones de dólares por año hasta 2021. El objetivo final es recortar el déficit del país en $1,1 billones de dólares.
- ¿Y por qué tanto escándalo?
- Seguridad aeroportuaria: $323 millones de dólares.
- Seguridad fronteriza: $581 millones de dólares.
- Planes de vivienda: $1,94 mil millones de dólares.
- Investigación militar: $6,3 mil millones de dólares.
- Instituto Nacional de la Salud: $1,6 mil millones de dólares.
- NASA: $970 millones de dólares.
- FBI: $480 millones de dólares.
- Sistema de prisión federal: $355 millones de dólares.
- Programas de ayuda global como USAID: $291 millones de dólares.
- Programas de educación especial: $840 millones de dólares.
- Maso.