Por: Juan Pablo Parrilla
En mayo del año pasado se presentó una impactante y asquerosa campaña para crear conciencia sobre el contenido de los cigarrillos. La publicidad recuerda que el humo de tabaco tiene urea y metano, dos elementos que abundan en el excremento y la orina.
Muchos creen que el cigarrillo son hojas de tabaco envueltas con papel, pero el contenido es más complejo e incluye por lo menos 599 aditivos. Uno de ellos es la urea, el elemento más importante de la orina después del agua, también presente en el semen y el excremento humano y de otros animales como los peces.
A través de la orina, cada día el cuerpo elimina entre 25 y 39 gramos de urea, una sustancia tóxica que se produce por el metabolismo de las proteínas. Puede ser sintetizada artificialmente y puesta en cigarrillos.
Dos curiosidades. La urea se utiliza para fabricar metanfetamina, una droga conocida como “cristal” y popularizada por la serie Breaking Bad. Además, con ella se hace nitrato de urea, un potente explosivo empleado en varios atentados terroristas en Israel, Irak y los Estados Unidos, como el que en 1993 mató a 6 personas e hirió a más de mil en el estacionamiento del World Trade Center de Nueva York.
Si no se mezcla con agua, la urea es inodora e incolora. A nivel industrial, se usa como fertilizante y para hacer plásticos, cosméticos, jabón y pinturas. También, cremas depilatorias y blanqueadoras de dientes.
Todavía queda mucho por investigar para saber por qué se añade a los cigarrillos. Aunque según las tabacaleras sólo sirve como saborizante, buena parte de los aditivos incrementa el poder aditivo del tabaco. En este sentido, un estudio publicado en 2004 analizó los cigarrillos con fosfato diamónico y urea. Encontró que la retención de nicotina en estos últimos es “ligera, pero estadísticamente mucho más alta” que en los comunes.
La publicidad del perro y el gato es parte de Truth, una campaña de la American Legacy Foundation (ALF) que busca exponer las prácticas de las tabacaleras. La organización denunció por primera vez en 2001 que las tabacaleras utilizan urea como aditivo. Y preparó un original comercial radial en el que un paseador de perros llamaba a las oficinas de la empresa Lorillard en Carolina del Norte para ofrecer orina.
Al año siguiente la tabacalera demandó a la ALF, pero en julio de 2006 la Corte Suprema de Delaware le terminó dando la razón a la ONG. Sin embargo, el costo del proceso fue millonario y Lorillard, la tabacalera más vieja de Estados Unidos, logró su objetivo: desviar hacia los tribunales el dinero destinado a campañas antitabaco.
En un primer momento la empresa negó que la urea sea parte del proceso de fabricación. El vicepresidente de Asuntos Externos, Steve Watson, argumentó que “es un compuesto que se produce naturalmente en la hoja de tabaco”.
Pero ALF replicó que la urea está en la lista de aditivos que las cinco mayores tabacaleras de Estados Unidos entregaron en 1984 y que se hizo pública diez años después.
ALF también analizó los documentos anteriormente secretos de la industria, 116 de los cuales hablan de la urea. Entre ellos halló una nota de 1989 de Lorillard, que bajo el título “Proyecto B-451” resume los “experimentos realizados utilizando urea como aditivo del tabaco para reducir el benzopireno y el formaldehído”, dos de las 69 sustancias cancerígenas que forman parte del humo del cigarrillo. Otro documento confidencial reconoce en su primera oración que “la urea es un componente natural del tabaco y se añade como saborizante”.
Más aditivos
El metano es la otra sustancia que denuncia la campaña de Truth. Es uno de los componentes principales del gas natural, que se produce con la putrefacción de las plantas y se usa como combustible para cohetes. Además, su presencia en la atmósfera produce efecto invernadero, por lo que se lo considera el segundo elemento que más contribuye al calentamiento global.
Aunque en principio no es tóxico, inhalar metano puede generar asfixia o provocar la pérdida del conocimiento. Y su combustión puede provocar quemaduras en la piel, porque es altamente inflamable y explosivo.
Hace unos años Truth hizo una publicidad recordando otra sustancia presente en la caca de perro y en los cigarrillos, el amoníaco, uno de los aditivos más comunes en la industria tabacalera, ya que permite que el humo atraviese más fácilmente la membrana que recubre el cerebro. Esto aumenta la absorción de la nicotina y potencia su capacidad aditiva.