Desde que nos embarazamos nuestra panza pasa a ser del pueblo, en primer lugar será la casita del bebe por las próximas 40 semanas, también será del papá que hizo su parte y se ganó el derecho y por ultimo del obstetra que nos cuida y nos martiriza con la balanza. Hasta acá estamos de acuerdo. Pero qué pasa con toda esa gente que quiere toquetearnos aunque le pongamos cara de espanto.
Ya sea que cuentes la feliz noticia antes o después del primer trimestre la panza tiene un imán para que madres, suegras, vecinas, peluqueras, tías, compañeras de trabajo, primas lejanas y cualquier desconocida la quiera acariciar. Continuar leyendo