Por: Paula Denis
A través de las generaciones se han instaurado ciertas reglas universales para ambos sexos. En caso de los hombres, el celular en silencio o apoyado con la pantalla para abajo es indicio de que está de trampa; o el infaltable contacto “Luis fútbol”, cuya foto de WhatsApp es una veinteañera en bikini. Pero las mujeres, en cambio, son más complejas.
Descifrar el código morse en el que habla con sus amigas es como despejar la “X” de una ecuación interminable. Así mismo, hay algunas frases que suelen pasar desapercibido pero, en verdad, tienen un mensaje oculto. Aquí presentaremos un breve manual de las cinco mentiras más frecuentes de las mujeres para que las excusas femeninas sean de fácil lectura:
- “Hoy no puedo, tengo una cena”: o frases similares como “no me siento bien” o “estoy muerta”. Probablemente es la salida más sencilla a una proposición de encuentro nocturno que, en realidad, no puede concretarse por motivos fisiológicos. En criollo, probablemente este en “esos días”, y no quiera decírtelo directamente. La idea es que los hombres entiendan el mensaje subliminal y vuelvan a insistir en dos o tres días.
- “Me re colgué, ni lo ví”: el mensaje de WhatsApp ignorado es un clásico. Las mujeres de hoy están con el celular en la mano las 24 horas de cada día, por lo que es matemáticamente imposible que no lo haya recibido. Si quien escribe el mensaje fuese quien le mueve el piso, se toma dos o tres minutos para hacerse la ocupada y contesta a la brevedad. Aunque tenga oculta la última conexión y cueste descifrar si lo leyó o no, la dura realidad es que si no responde, es porque no le interesa.
- “Tengo novio”: el clásico esquive para evitar un “no” rotundo cuando alguien, que no mirarías aunque se desmaye al lado tuyo, te invita a bailar en un boliche. La respuesta lógica sería “la verdad que te agradezco, pero paso”, sin embargo nos inventamos un noviazgo milenario, y un sinfín de respuestas para cuando se viene el interrogatorio posterior, ejemplo “¿así que tenes novio? ¿y cómo se llama? ¿y qué está haciendo ahora que te dejó salir solita?”. Si bien cumplir bodas de oro tampoco es un impedimento totalmente válido para bailar con alguien, caemos en la frase hecha para no parecer crueles.
- “Ya estoy yendo”: Falso. Ninguna mujer es capaz de admitir que cuando ya están todos reunidos ella se está cambiando la ropa por sexta vez. Esta afirmación no tiene ningún elemento de verdad, nunca.
- “Es la última vez que me hace esto”: esta oración es, quizás, la más falaz de las que hemos visto hasta ahora. Para una mujer casi nunca existe la “última vez que…”, y lo que es más probable aún, es que el sujeto que realizó dicha acción lo vuelva a hacer incontables veces, dado que ya entendió que los enojos de las mujeres son pasajeros. Gran error.