Por: Roni Bandini
En la película Se7en de David Fincher, el detective Somerset consigue ubicar el paradero del asesino serial John Doe a causa de sus patrones de lectura en una biblioteca. Actualmente un usuario de libros electrónicos deja un rastro bastante más completo sobre sus intereses lecturas y anotaciones así que no puedo hacer otra cosa que recomendarles que desistan de asesinatos seriales si tienen un eBook Reader como Kindle.
En este link del Electronic Frontier Foundation es posible ver un reporte específico de la información que compila y comparte cada eBook Reader con su proveedor.
Uno podría asumir que empresas como Amazon, Barnes o Apple sólo entrega información sobre hábitos de lectura de sus clientes ante un pedido judicial justificado pero ayer, sin ir más lejos, la directora ejecutiva de Yahoo! reveló que temía terminar en prisión por traición si se negaba a cumplir con los pedidos de información de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) – Así que ni hace falta un “por favor” para que su lista de libros sadomasoquistas con notas y todo sea revelada por Amazon, Barnes o Apple a cualquier organismo con cierto interés.
¿Entonces? ¿Qué conviene hacer? ¿Esta invasión a la privacidad es motivo suficiente para dejar de usar eReaders?
El problema no es el libro electrónico sino el libro electrónico con sus funciones online asociado a un perfil real. Un Kindle sin conectividad, por ejemplo, no envía a Amazon ningún dato y un Kindle con conectividad pero sin perfil real asociado registra información a nombre de… John Doe. Es el mismo comprador del dispositivo quien linkea su Kindle a un perfil real cuando tranquilamente puede usar el Kindle sin conexión y cargar libros vía USB.
Por más triste que suene, la privacidad es una antigüedad. Ustedes publican las fotos de su familia por Facebook a cambio de ver las fotos de los demás, informan al gobierno el origen y destino de sus viajes con tarjeta SUBE para ahorrar centavos, compran con tarjeta de crédito a cambio de millas por un viaje a Miami y cuentan lo que hacen minuto a minuto por Twitter sin motivo ni beneficio. O sea que la privacidad la vendieron muy barata y mucho antes de los eReaders.