Por: Manuel Buscalia
La Doblada se presenta esta noche en el Salón Puerreydón. Pero antes tuvimos una charla exclusiva con su vocalista, Javier “Lecu” Lecumberry, que nos contó de dónde vienen y por qué tras un largo parate decidieron volver con todo.
“El sueño del pibe” hecho realidad. Así podríamos describir la historia de este grupo y de su fundador, Javier “Lecu” Lecumberry, que a los 16 años jugaba con ser músico junto con sus amigos. Lo que nunca se imaginaron es que esas horas de ocio los iban a llevar a rotar por los canales y las radios más conocidas del ambiente rock del momento. Y como si eso fuera poco, Skay los bautizó como la mejor banda under del 96. Sin embargo, parece que algunos no se conformaron con esto y antes de la magia se desgaste, decidieron ponerle un freno.
Pero ese no fue el final. Un día los muchachos de La Doblaba decidieron volver a las canchas con el equipo completo. Y tras el regreso, sacaron “Geografía Under” (2012), su quinto disco que contó con la participación de Skay y Manuel Moretti como invitados.
Antes de su presentación de esta noche en el Salón Puerreydón, conversamos mano a mano con “Lecu” sobre los orígenes del grupo, el porqué de la separación y el ansiado reencuentro.
¿ De dónde salió la idea de armar esta banda?
L: Con Raúl Zuvilvia, Ricardo Lestanguet y otro chico más que fue el primer bajista, nos gustaba la música desde muy chicos. Me acuerdo que nos prestaron una quinta y nos encerramos ahí a tocar. Eramos pibitos, teníamos unos 16 años y tuvimos nuestra primer experiencia de tratar de hacer algo con instrumentos. Yo desde chico siempre supe que iba a ser músico. De toda la vida me gustó cantar y hacer que tocaba.
Ustedes sacaban discos con una frecuencia de entre dos y tres años. Hicieron “Elogió al mal paso” (95), “Herpes” (98) y “Tres” (2000) ¿Por qué tardaron tanto en sacar su cuarto álbum?
L: Paramos un tiempo y nos quedamos tocando el bajista y el baterista y yo hasta el 2007 más o menos que sacamos “Souvenir” y ahí volvimos todos.
¿Cuál fue el motivo de ese parate?
L: Nosotros íbamos por el tercer disco, estábamos sonando en las radios, en los canales de música, pero veíamos que no avanzábamos. Algunos creíamos que estábamos muy bien, como yo, pero otros estaban agotados y no encontraban el sentido. Así que preferí sacar las patas del plato, lo hablamos y aceptamos. Yo hice el planteo con la idea de que son mis hermanos y si ya no estábamos a gustos, había que parar. Yo quiero morir yendo a caminar con Raúl o tomando un café por ahí con ellos. Son mis hermanos de la vida. Así que frenamos y automáticamente con el bajista y el baterista seguimos haciendo nuestras cosas. La puerta siempre estaba abierta.
¿Vos te sentías a gusto en ese momento de popularidad del grupo?
Yo sentía que teníamos mucho. Y para mí eso era éxito. Siempre le decía a Raúl, te acordás cuando charlábamos de cuando soñábamos con hacer canciones. Teníamos 16 y mira ahora todo lo que hay alrededor: discos, radios, lugares donde ensayar, donde tocar. Para mi era eso y algunos tenían otra necesidades. Pero bueno las cosas de la vida.
Al fin y al cabo volvieron a estar todos juntos ¿Cómo fue el reencuentro?
L: Fue paulatino. Primero vino Ricky que grabó en “Souvenir” un tema. Porque nosotros hicimos un cuarto disco con varios guitarristas invitados. Vino a grabar eso y ya se incorporó. Con Raúl que era el que faltaba, charlábamos y siempre quedamos que cuando quisiera su lugar estaba disponible. Y un día me dijo Javi quiero empezar otra vez y fue muy emotivo y hermoso. En cualquier momento vamos a poder decir que transitamos toda la vida juntos.