En la era de la revolución industrial, cuando las ciudades crecen en forma exponencial y caótica, surgen los urbanistas, de función es más bien higienista. Uno de los elementos más utilizados por ellos para garantizar la salud de las personas en la ciudad, es la creación de grandes espacios verdes, donde haya sol, oxígeno y un lugar agradable para caminar. Desde esta óptica surge el Central Park de Nueva York, pero también muchos los grandes parques de Buenos Aires.