Por: Malena Dip
Uno de los residuos que más se acumulan en las ciudades son los envases no retornables de bebidas, un dato no menor si se tiene en cuenta que tardan 500 años en degradarse a la intemperie, y aún más si están enterrados.
En respuesta a esta problemática, Rosana Gaggino, investigadora adjunta del CONICET, desarrolló junto a su equipo de colaboradores, un proceso para la utilización de plásticos reciclados en la elaboración de elementos constructivos, en este caso ladrillos de polietilen-tereftalato.
“Usamos PET procedente de envases descartables de bebidas y cemento pórtland como ligante, más un aditivo químico que mejora la adherencia de las partículas plásticas al cemento”, detalla Gaggino.
La investigadora explicó que el proceso se lleva a cabo triturando los plásticos con un molino, luego en una hormigonera común se hace una mezcla con el cemento pórtland y el aditivo, que luego se coloca en una bloquera manual que le da forma a los ladrillos.
“El proceso es simple porque es como hacer bloques de cemento y arena, sólo que se remplaza la arena por las partículas de plástico PET”, afirmó.
Entre las ventajas técnicas de estos ladrillos se puede mencionar que son cinco veces más aislantes térmicos que los convencionales de tierra, y además más livianos. “Un ladrillo de PET pesa 1.400 kg, mientras que el de tierra pesa aproximadamente un kilo más”, aseguró Gaggino.
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