Por: Daniela Escribano
Aires nuevos desembarcan en la televisión de verano. Aires de tarde y de noche. Renovación de franjas horarias. Aire fresco para apagar los tediosos incendios provocados por las repeticiones y las películas archi emitidas (“Titanic” en el primer lugar). Viejos conocidos presentados como nuevos. En la primera franja, “Dale la tarde”. En el prime time, “Intratables” y “El artista del año”.
Desde el momento en que se anunció que Florencia Peña y Mariano Iúdica eran la nueva dupla elegida por Ideas del Sur para comandar las tardes de El Trece, la pregunta masiva fue: ¿cómo va a funcionar el dúo? Es sabido que el artífice de “La cocina del show” es demasiado verborrágico y suele hablar por encima de sus compañeras (consultar a Sofía Zámolo), además de exagerar situaciones y triplicar la energía de sus laderos de piso.
En el caso de la recordada “Moni Argento”, su gran éxito animado está íntimamente relacionado con Marley, por lo que era posible imaginarla tentada de risa o cortándole el rostro a Iúdica en esos momentos en que se le ocurre hablar del “corazón en la mano”, de la ”carne viva” o el “caballo alado”.
Finalmente, poco o nada de esto ocurrió en la primera entrega. Cierto es que en los últimos días, la atención viró hacia otro costal y “los leones” esperaban con las lenguas afuera la vulnerable carne de Florencia; ahora, “la chica del video”. Pudieron saciar el hambre, claro que pudieron porque, más pronto de lo esperado, “la Peña” habló…y lloró.
Me tomó de sorpresa. Pensaba yo que Florencia iba a tirarle lavandina de humor al episodio desde el minuto cero. Me equivoqué. Desde que se abrieron las puertas, se mostró compungida, siempre al borde del llanto. Y así estuvo durante todo el programa. “Caída”, la definirían las madres. “Apagada”.
Se repartieron las cartas y se le vendió al público lo que se le iba a ofrecer. Inevitablemente, los primeros días serán de prueba. Echando mano de un viejo recurso utilizado por Tinelli, se le ofrecerá al televidente un abanico de secciones y segmentos, y al cabo de un tiempo, sólo quedará lo que funcione.
Debo decir que, aún cuando no sea lo que más me guste, creo que los chimentos ganarán la parada y volará todo el ornamento restante. Ahí Peña se la verá difícil, y deberá buscar su lugar, encontrarlo, asentarse.
En su debut no se rió, ni hizo reír. La entrevista no es su fuerte y con Suar se notó. Quizás su ruta sea la improvisación, un camino que también sabe transitar Iúdica. Hay que darle tiempo al tiempo, pero también el tiempo vuela.
Tomo el control y hago zapping. El reloj marca, son las diez de la noche. Suena una versión remixada de un clásico de “Gilda”, estrena “Intratables”. Como “pancho por su casa”, Santiago Del Moro entra en escena. Está, por su grado de comodidad, en “Infama”, pero no, es “Intratables”.
A simple vista, se avistan cambios; ya no debe lidiar con la moderación de dos opiniones (Feudale y Calabró), ahora tiene ocho, tarea difícil si las hay. Pudo superarlo, aunque dejó a varios “callados” en el camino, supo bajar a los charlatanes exacerbados y darle voz a los nuevos tímidos (Valeria Gastaldi, sobretodo).
El formato, un gran conocido. El programa de archivo que tan bien sabe hacer GP, pero sin la cuota de humor que se colaba en “RSM” y el primer tramo de “Antes que sea tarde”. Opiniones poco formadas para comentar los informes; algunas más, algunas menos, pero es un recurso que el público ya conoce y acepta.
Una primera pasada serviría para comprender que sobra gente. Yo me quedaría con Ángel De Brito, Pablo Vilouta y “la voz de Cúpido” proque, aunque soy muy defensora del género femenino, el trabajo de las mujeres del panel, deja mucho que desear. Valeria Gastaldi es la gran incógnita, Silvia Fernández Barrios es como tener a tu madre opinando por opinar, del mismo modo Fabiana Araujo. La ex “Soñando por bailar” es peligrosísima, ya que lanza palabras sin argumentos, como cuando se dedicó a “bardear” a Florencia Peña en un tema tan controvertido como su desembarco en El Trece. Ni hablar de sus caras.
Los temas para el ping pong de opiniones fueron los mismos de todo el día, y aunque era predecible, faltó “ese algo más”, un aporte distinto. Como “Bendita” con sus muñequitos. Como en su momento “Infama” con sus cámaras sin noteros. Como “RSM” y esa vuelta de tuerca con locutor incluido, faltó, faltó.
Media hora después, Mariana Fabbiani retornaba a la pantalla de El Trece, con producción, ya no de su ex esposo (Portal), sino de su actual pareja (Chihade). Conductora como ella, hay pocas. Simpática, dulce, prolija, sin furcios, genial. Tiene oficio para manejar un programa chiquito, como así también un pequeño monstruo como “El artista del año”. Nada “de plancha” y ni siquiera se le notan los nervios cuando se produce un apagón de luz, tal como ocurrió en la jornada de ayer.
La presentación fue, a mi gusto, extraña. Gustó, a mí no tanto. Supe apreciar el mensaje de la canción elegida ( “Nada es imposible”), cosa que no siempre ocurre con las cortinas de los ciclos. El equipo de producción -con porras a cuestas- celebrando el inicio, me hizo un poco de ruido, pero no voy a negar que me pareció una buena idea mostrar “el combustible” de un programa de televisión, algo que no pasa casi nunca.
Pasado este primer tramo, se le sacó el velo a un formato archi conocido; el mismo que se está haciendo en Telefe (“Operación triunfo”), pero con gente que, además de cantar, hace algunas cositas más. Casting en vivo, jurado -acá se llaman “mentores”- evaluando y decidiendo si entran o no al “conservatorio” (divino, por cierto). Historias de vida, la familia presente, llanto y alegría.
Párrafo aparte merecen los denominados “mentores”. Nico Repetto, gran conocer del oficio, se sacó un peso de encima y dejó bien en claro (mensaje para los críticos de turno) que acá sólo juega de invitado, en el momento en que le dijo a Mariana: “Te deseo mucha suerte, que te vaya muy bien, te felicito”. Así, en caso de que no resulte el ciclo, los apuntadores de siempre deberán abstenerse de sumarlo a la lista de “fracasos Nico”.
Se lo notó incómodo; quizás eran los sillones sin escritorio (exponen más), tal vez fue el hecho de tener que desplegar un discurso sujetado, o la falta de alternativas para decirle a un aspirante “porque si” / “porque no”. En su presentación -bastante pobre de recursos, por cierto – se hizo hincapié en su capacidad para descubrir talentos (Campi, Marley, Laura Oliva, Santillán, Rozín, etc); una forma prolija de justificar su presencia en el ciclo.
Quedó demostrado que a Repetto le cuesta ser segundo, y no porque no haya sido respetuoso del lugar de Fabbiani o haya intervenido demasiado, nada más lejos, todo lo contrario; su fuerte es la chispa, y es complicado enceder su chispa en este formato. Veremos…
Nacha Guevara viene a refrendar una teoría machacada hasta el hartazgo: ser talentoso y grande arriba de un escenario no te hace funcional a un programa de televisión. Quedó ampliamente demostrado con Gasalla en “ShowMatch” y en este arranque con Nacha.
Su discurso es demasiado elevado para una devolución televisiva y hasta incómodo. Dijo “no me gustan los imitadores”, “más es menos” y unas cuantas exposiciones poco amables que rompieron con el clima “blanco” de la propuesta. No llega a ser mala como “Polino”, pero su tono y sus formas no son televisivas. Se respeta su trayectoria y su sabiduría, pero no vendría mal un poco de pimienta.
Un día es nada para evaluar, pero mucho para tener una primera impresión. Los tres ciclos no son innovadores, pero si necesarios para la plana televisión de verano. Los abrazamos y esperamos que nos diviertan. Risas para Florencia, Chispa para Nico y atención al panel de “Intratables”.